Don Sinforiano Gonzales es un caballero setentón, gentil y rechoncho, de andar pausado. Esta misma persona hace temblar la tierra y estallar la euforia del público en el Carnaval de Oruro cuando dirige a la Banda Intercontinental Poopó de Oruro.
Precisamente fueron las bandas las que hicieron vibrar ayer al último convite de los conjuntos folklóricos, que el sábado bailarán en la peregrinación por la Virgen del Socavón. Con más integrantes, nuevas melodías y coreografías de mayor complejidad, hicieron con maestría una doble tarea: ser impecables en la interpretación musical y enérgicos al sincronizar los pasos de baile.
La Asociación de Conjuntos del Folklore de Oruro (ACFO) inició a las 08.00 el recorrido del último convite de las 48 fraternidades, las que se presentaron con traje de ensayo, para dar un entremés a la multitud que copó la ciudad de Pagador como si fuera el espectáculo oficial.
El titular de la organización, Jacinto Quispaya, destacó que pese a los problemas que precedieron a la versión 2009 —la renuncia del anterior presidente, Ascanio Nava; la ausencia de bandas en el primer convite y la pugna por la exclusividad de la transmisión de dos canales de televisión—, la Entrada del sábado será impecable.
Pasitos de lujo
Ni cómo negarlo: la morenada y la diablada fueron las cartas de presentación del evento. A más de cinco cuadras, cuando no se veía a la multitud danzante, la Morenada Central, fundada por los Cocani, hacía oír sus cantos. Una sorpresa para el público fue la presencia de la banda Poopó acompañando a uno de los bloques. Fue la dupla de oro que destacó en la jornada, por la agilidad y emoción de los morenos y la inventiva en las coreografías de los intérpretes. Eran las 11.00 a pleno sol.
Tanto bailarines como espectadores cantaron las melodías más representativas de los Cocanis: La Brujita, Mantilla de vicuña y una que destaca el esplendor de los más de cien músicos: “Un pasito de mucho lujo con la Banda Poopó de Oruro”.
La Diablada La Fraternidad año tras año se abre paso con destreza y alegría. Los diablos elevaron los pañuelos y saltaron ágiles, incluso por las calles menos concurridas de la ciudad. Las chinas expusieron coordinación en cada paso. Una de las bandas que acompañan a la “Frate”, la 10 de Febrero, presentó platilleros que incluso bailaban con la rapidez de los danzantes, pero sin perder el ritmo de sus instrumentos, mientras a las tubas las movían con sincronía sus intérpretes. El sonido estalló por al menos cinco cuadras, ya que la cantidad de componentes de esa banda se multiplicó en el último año, sobrepasando los 50 miembros.
Alrededor de las 14.30 aparecieron los tinkus Tolkas. A diferencia de otras danzas, ésta se compone de jóvenes en alrededor del 90 por ciento, ya que el ritmo exige movimientos ágiles que llegan hasta el suelo. La energía del grupo folklórico hizo que hasta el más aburrido lo aplaudiera.
Esta versión del Carnaval de Oruro destaca también por la presencia de bellas mujeres entre los bailarines. Miss Bolivia, Dominique Peltier, baila con los tinkus Tolkas; con pollera corta y movimientos suaves, la Reina del Carnaval, Tatiana Torrico, hace presencia en la morenada Central Oruro; la figura de televisión y teatro Giovanna Chávez recibió piropos como parte de los Cocanis, y la ex Miss La Paz Sandra Alcázar es reina de la morenada Ferrari Ghezzi, entre otras.
El último convite se alargó hasta después de las 23.00, cuando algunos espectadores aún se mantenían a la espera de más danza y, sobre todo, Carnaval.
La ciudad amaneció alegre
La alegría bulle en la ciudad de Pagador, algunos conjuntos de danza tuvieron fiestas de recaudaciones, y danzarines y visitantes tomaron las calles, entre bebida y música, hasta altas horas de la noche.
Para prever por la seguridad de la población y que la alegría carnavalera no desemboque en desmán, representantes de la Asociación de Conjuntos del Folklore de Oruro (ACFO) aseguraron que para el sábado de peregrinación y la Entrada carnavalera del domingo se estima la colaboración de al menos 600 agentes de la Policía Nacional.
Y Oruro ultima detalles: mallas de seguridad ya se ven por cuadras en el inicio del recorrido; las graderías ya están levantadas y sus precios bordean los 50 bolivianos al inicio, aunque cerca del palco un asiento cuesta entre 150 y 900 bolivianos, montos que en algunos casos son cobrados en dólares. Los hoteles están casi repletos. El precio de cualquier habitación, por humilde que sea, no es menor de 50 bolivianos y en en los mejores hoteles éste sobrepasa los 500.
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