Los detalles para mejorar la imagen de los danzarines, genera trabajo para cientos de personas, que son parte de la grandeza del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
El trenzado del cabello para cholitas, el peinado para caporales y otros tuvo un costo de entre 15 a 120 bolivianos, según el requerimiento de las danzarines, puesto que llegaron del interior, profesionales en el rubro para atender los deseos de las clientes..
Al inicio de la ruta del Carnaval, ubicado en la calle Aroma y Potosí, algunas peinadoras, ubicaron una silla o banco para realizar el trabajo de peinado de trenzas a 15 bolivianos y el pintado de uñas a 5 bolivianos, otras improvisaron carpas donde se atendía a las clientas, por un costo de 20 a 30 bolivianos.
Algunas alquilaron un ambiente en viviendas, aledañas, donde se armó un salón de peinados y maquillaje, por lo que se puso a consideración el denominado combo que consistía en el trenzado, colocado de pestañas postizas y maquillaje profesional, por un costo de 130 bolivianos.
En las carpas incluso se puso a la venta algunos artículos como aretes según el color de la vestimenta de la danzarina, tatuajes temporales que tenían un precio de 15 a 20 bolivianos.
Otras fueron más allá de la imaginación, porque ahí mismo ofrecían medias nylon y ropa interior de colores confeccionadas con telas brillosas para combinar con su vestimenta.
Lo negativo de esta iniciativa comercial, fue que algunas personas dedicadas a este rubro, tuvieron problemas son sus similares de Oruro, porque según el argumento de las orureñas, las personas que llegan del interior, les quitan su fuente de trabajo.
El trenzado del cabello para cholitas, el peinado para caporales y otros tuvo un costo de entre 15 a 120 bolivianos, según el requerimiento de las danzarines, puesto que llegaron del interior, profesionales en el rubro para atender los deseos de las clientes..
Al inicio de la ruta del Carnaval, ubicado en la calle Aroma y Potosí, algunas peinadoras, ubicaron una silla o banco para realizar el trabajo de peinado de trenzas a 15 bolivianos y el pintado de uñas a 5 bolivianos, otras improvisaron carpas donde se atendía a las clientas, por un costo de 20 a 30 bolivianos.
Algunas alquilaron un ambiente en viviendas, aledañas, donde se armó un salón de peinados y maquillaje, por lo que se puso a consideración el denominado combo que consistía en el trenzado, colocado de pestañas postizas y maquillaje profesional, por un costo de 130 bolivianos.
En las carpas incluso se puso a la venta algunos artículos como aretes según el color de la vestimenta de la danzarina, tatuajes temporales que tenían un precio de 15 a 20 bolivianos.
Otras fueron más allá de la imaginación, porque ahí mismo ofrecían medias nylon y ropa interior de colores confeccionadas con telas brillosas para combinar con su vestimenta.
Lo negativo de esta iniciativa comercial, fue que algunas personas dedicadas a este rubro, tuvieron problemas son sus similares de Oruro, porque según el argumento de las orureñas, las personas que llegan del interior, les quitan su fuente de trabajo.
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