Las caretas que son utilizadas por los danzarines de las diabladas, deben llevar adornos que representen a las cuatro plagas mitológicas como son el lagarto, la víbora, las hormigas y sapo, según Jorge Vargas Luza, que expuso sobre este tema en el seminario auspiciado por el Sindicato de Trabajadores de la Prensa de Oruro (STPO) y la Asociación de Conjuntos del Folklore (ACFO).
Según la exposición, en el transcurso del tiempo, se fue cambiando la imagen de la máscara del diablo, que fue creada en 1782 por Santiago Nicolás, en la población de Paria y preparada en base a una mezcla de yeso y agua sobre una tela.
Según expuso Jorge Vargas Luza, Santiago Nicolás, empezó a moldear la careta, haciendo echar a las personas en el suelo y colocaba un género húmedo encima echaba yeso con agua, para moldear la cara del danzarín.
Al pasar el tiempo, las máscaras empezaron a ser distorsionadas para hacerlas más diabólicas y feas, motivo por el que fueron innovando algunas formas, e incorporando seres de la mitología andina como el lagarto, el sapo, las hormigas y la víbora.
Por su parte uno de los hijos de Santiago Nicolás, Hermógenes Nicolás, incorporó a la máscara, una serpiente, colmillos y astas, además agrandó las orejas, que tenían la forma de llamas de fuego, suponiendo que a un ser tan maligno debía salirle incluso fuego por las orejas.
En 1930 Santiago Nicolás hijo, empezó una nueva fase en la elaboración de las máscaras, donde predominaba los rasgos humanos, y empezó a desfigurar las caretas con nuevos elementos.
Posteriormente se incluyó un dragón, que fue una copia del dragón de la marca de té Hornimans, procedente de la mitología China, que en el auge de la minería, era comercializado en la pulpería de la mina.
En el año 1940 para personificar a Satanás y Lucifer, Mateo Moya artesano que vivía en Poopó incluyó las coronas dando una imagen más alargada a la careta, que fue elaborada más chata con la boca más grande, se colocó ojos grandes y se incluyó en el dragón tres cabezas, desapareciendo la mitología nacional.
En 1983 se presenta la regresión de los elementos que debe llevar la máscara del diablo, pero como las personas estaban acostumbradas a esa figura, no se pudo sacar el dragón y se incorporó la imagen del lagarto muy pequeño. “Lo que se quiere es no tener vergüenza de lo nuestro, es sentir orgullo de nosotros ante el mundo y por eso es necesario rescatar estas figuras”, dijo Vargas Luza.
Según la exposición, en el transcurso del tiempo, se fue cambiando la imagen de la máscara del diablo, que fue creada en 1782 por Santiago Nicolás, en la población de Paria y preparada en base a una mezcla de yeso y agua sobre una tela.
Según expuso Jorge Vargas Luza, Santiago Nicolás, empezó a moldear la careta, haciendo echar a las personas en el suelo y colocaba un género húmedo encima echaba yeso con agua, para moldear la cara del danzarín.
Al pasar el tiempo, las máscaras empezaron a ser distorsionadas para hacerlas más diabólicas y feas, motivo por el que fueron innovando algunas formas, e incorporando seres de la mitología andina como el lagarto, el sapo, las hormigas y la víbora.
Por su parte uno de los hijos de Santiago Nicolás, Hermógenes Nicolás, incorporó a la máscara, una serpiente, colmillos y astas, además agrandó las orejas, que tenían la forma de llamas de fuego, suponiendo que a un ser tan maligno debía salirle incluso fuego por las orejas.
En 1930 Santiago Nicolás hijo, empezó una nueva fase en la elaboración de las máscaras, donde predominaba los rasgos humanos, y empezó a desfigurar las caretas con nuevos elementos.
Posteriormente se incluyó un dragón, que fue una copia del dragón de la marca de té Hornimans, procedente de la mitología China, que en el auge de la minería, era comercializado en la pulpería de la mina.
En el año 1940 para personificar a Satanás y Lucifer, Mateo Moya artesano que vivía en Poopó incluyó las coronas dando una imagen más alargada a la careta, que fue elaborada más chata con la boca más grande, se colocó ojos grandes y se incluyó en el dragón tres cabezas, desapareciendo la mitología nacional.
En 1983 se presenta la regresión de los elementos que debe llevar la máscara del diablo, pero como las personas estaban acostumbradas a esa figura, no se pudo sacar el dragón y se incorporó la imagen del lagarto muy pequeño. “Lo que se quiere es no tener vergüenza de lo nuestro, es sentir orgullo de nosotros ante el mundo y por eso es necesario rescatar estas figuras”, dijo Vargas Luza.
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