Dos aves de paraíso parecían contemplar a María René Antelo, que ataviada como una de ellas sonreía y bailaba el Viva Santa Cruz, en el escenario de su coronación. La Reina del Carnaval lució anoche la fantasía más grandiosa de la historia de la ‘fiesta grande’. Aproximadamente 12.000 plumas de avestruz, pavo real y gallito en tono rosa rodeaban la jaula de cristales de swarovski, strass y lentejuelas. Cuando el público la vio, estalló en aplausos de admiración.
El alcalde Percy Fernández se encargó de entregarle los símbolos reales después de que los cantantes Guillermo Chávez, Guísela Santa Cruz, Aldo Peña y Berthy Takana interpretaron los temas oficiales del Carnaval. Los coronadores, Mamarrachos y Patrones, estuvieron a su lado uniformados con sus casacas, que rindieron homenaje a la tutuma. A diferencia de comparseros de otros años, ellos no usaron el traje que llevarán en el corso.
“Esto lo he anhelado”, expresó la bella rubia tras recibir la corona de plata con perlas y cristales. “Estoy agradecida con Dios y con todos ustedes por haberme permitido ser su reina. Esto parece un cabildo por tanta gente que hay”. Y no era una exageración de Su Majestad. El Parque Urbano se llenó de gente desde temprano; familias enteras se apostaron alrededor del perímetro con vallas para ser testigos de un espectáculo que a muchos recordó al de Las Magníficas.
A las 23:15 empezó el desfile de soberanas. La primera en saludar a María René y al público fue la Reina de Antaño, Marta Tineo. Luego lo hizo la de los niños, Andrea Barrios, y a ella le siguieron las de las comparsas. Destacada presencia tuvieron la ‘taita’ Katherine David, escoltada por unos dragones; la de Juventud Carnavalera, Valeria Saucedo, transformada en un cisne; y la de los Holgazanes Tipiquillos, Cambas Holgazanes, Jenecherú y Puguillas, Jessenia Vaca, con un atuendo estilo dominó.
Todo comenzó puntualmente, a las 22:00, como se había anunciado. El espectáculo musical, previo a la coronación, fue un homenaje a los ritmos del oriente boliviano. “Se fusionaron las expresiones musicales de la región con coreografías. Ideamos una obra corta para que el público no se canse”, explicó el creador del show, Wálter Rubín de Celis.
Visualmente fue uno de los espectáculos más atractivos que se han presentado en las coronaciones. El escenario de 45 metros de largo estuvo flanqueado por gigantescas máscaras chiquitanas y dos pantallas led de plasma (por primera vez estilizadas en este tipo de eventos), además de una pantalla gigante en la parte central en la que se intercalaban las imágenes de los protagonistas de la obra con las creadas para el musical.
Durante 40 minutos, alrededor de 150 bailarines, dirigidos por Gonzalo Canedo, invitaron a un viaje por lo más representativo del folclore oriental dividido en tres momentos. el de la serenata inició la travesía con una pareja enamorando al son de las melodías Niña Camba y El trasnochador. Embrujo propuso una incursión hacia lo ancestral con danzas chiquitanas y guaraníes, incluyendo la conocida Rosita Pochi. Finalmente, Carnaval nos acercó a la celebración contemporánea. Tras un estallido de papelitos ingresaron varias parejas de jóvenes vestidos con casacas y bailando taquiraris estilizados. Fue el preámbulo perfecto para la aparición de María René I, a las 22:40, luciendo su fantasía Oye mi canto. Las aves de paraíso junto a la jaula palidecieron por su belleza.
El alcalde Percy Fernández se encargó de entregarle los símbolos reales después de que los cantantes Guillermo Chávez, Guísela Santa Cruz, Aldo Peña y Berthy Takana interpretaron los temas oficiales del Carnaval. Los coronadores, Mamarrachos y Patrones, estuvieron a su lado uniformados con sus casacas, que rindieron homenaje a la tutuma. A diferencia de comparseros de otros años, ellos no usaron el traje que llevarán en el corso.
“Esto lo he anhelado”, expresó la bella rubia tras recibir la corona de plata con perlas y cristales. “Estoy agradecida con Dios y con todos ustedes por haberme permitido ser su reina. Esto parece un cabildo por tanta gente que hay”. Y no era una exageración de Su Majestad. El Parque Urbano se llenó de gente desde temprano; familias enteras se apostaron alrededor del perímetro con vallas para ser testigos de un espectáculo que a muchos recordó al de Las Magníficas.
A las 23:15 empezó el desfile de soberanas. La primera en saludar a María René y al público fue la Reina de Antaño, Marta Tineo. Luego lo hizo la de los niños, Andrea Barrios, y a ella le siguieron las de las comparsas. Destacada presencia tuvieron la ‘taita’ Katherine David, escoltada por unos dragones; la de Juventud Carnavalera, Valeria Saucedo, transformada en un cisne; y la de los Holgazanes Tipiquillos, Cambas Holgazanes, Jenecherú y Puguillas, Jessenia Vaca, con un atuendo estilo dominó.
Todo comenzó puntualmente, a las 22:00, como se había anunciado. El espectáculo musical, previo a la coronación, fue un homenaje a los ritmos del oriente boliviano. “Se fusionaron las expresiones musicales de la región con coreografías. Ideamos una obra corta para que el público no se canse”, explicó el creador del show, Wálter Rubín de Celis.
Visualmente fue uno de los espectáculos más atractivos que se han presentado en las coronaciones. El escenario de 45 metros de largo estuvo flanqueado por gigantescas máscaras chiquitanas y dos pantallas led de plasma (por primera vez estilizadas en este tipo de eventos), además de una pantalla gigante en la parte central en la que se intercalaban las imágenes de los protagonistas de la obra con las creadas para el musical.
Durante 40 minutos, alrededor de 150 bailarines, dirigidos por Gonzalo Canedo, invitaron a un viaje por lo más representativo del folclore oriental dividido en tres momentos. el de la serenata inició la travesía con una pareja enamorando al son de las melodías Niña Camba y El trasnochador. Embrujo propuso una incursión hacia lo ancestral con danzas chiquitanas y guaraníes, incluyendo la conocida Rosita Pochi. Finalmente, Carnaval nos acercó a la celebración contemporánea. Tras un estallido de papelitos ingresaron varias parejas de jóvenes vestidos con casacas y bailando taquiraris estilizados. Fue el preámbulo perfecto para la aparición de María René I, a las 22:40, luciendo su fantasía Oye mi canto. Las aves de paraíso junto a la jaula palidecieron por su belleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario