La amenaza de fuertes lluvias de las primeras horas de ayer quedaron sólo en eso. Lo que sí cayó desde arriba del carro de su majestad María René I hacia el público, apostado en las calles, fue simpatía y belleza a raudales por cuenta de la soberana, en una noche donde el ritmo oriental tomó las calles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario