Hoy se desarrollará la décima séptima (XVII) versión de la fiesta Andina de la lluvia, denominada Anata Andina, que representa también la celebración simbólica y representativa del tiempo en que los cultivos han florecido y el trabajo de las comunidades, según el encargado de la Unidad de Cultura del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (Cepa) Marco Antonio Zabala.
El desfile por la Pachamama (madre tierra, según la cosmología andina), se caracteriza porque las comunidades muestran a la población citadina sus productos cosechados en el año y piden a las deidades la llegada de las lluvias para tener una buena cosecha.
Zabala menciona que “los participantes vienen de las distintas provincias del departamento de Oruro, con sus propias características en cuanto a música, baile, indumentaria, según la región”.
Agregó que en la festividad participan personas que residen tanto en la ciudad como el campo.
La Anata Andina es fruto de la interacción del hombre andino que trata de quedar bien con todas las deidades que los rodea, para tener un bienestar en su vida y la de su familia.
Mañana muchas personas realizarán la “k’oa”, en sus trabajos, para tener bonanza durante el año, es así el comportamiento de las comunidades que mediante su baile agradecen y piden una buena ventura durante el año.
ANTECEDENTES
La Anata Andina fue organizada por la Federación Única de Trabajadores Campesinos de Oruro (Fsutco), hasta la fecha, quienes buscan que sea uno de los atractivos que ofrece la ciudad de Oruro durante la semana previa al Carnaval, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, aunque, “con su propio sentido y significado relacionado con el respeto y agradecimiento hacia la “madre tierra” dentro la cosmovisión de los pueblos originarios”, sostuvo Zabala.
La celebración de la Anata data de muchos años atrás, Según algunos autores –sostiene Zabala-, los pueblos antiguos que habitaban esta región tenían sus propias deidades. Con el transcurrir del tiempo fueron transformándose por el efecto de migraciones, en especial en las zonas mineras, en especial en las regiones del departamento de Potosí.
“La Anata llevó su propio camino en el área “rural”, y ya en el contexto “urbano” se fue complementando con otros símbolos y sentimientos que fueron importados de otras latitudes del mundo. La espiritualidad ancestral todavía tiene una fuerte influencia en el vivir de muchos de nosotros, sino directamente”, afirmó Zabala.
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