Al año, la ciudad de La Paz tiene 251 fiestas folklóricas y patronales con sus respectivas entradas que cierran las calles, generan consumo de bebidas alcohólicas en las calles y provocan perjuicio y congestionamiento a los vecinos.
Ante esta situación y sin pretender restar el valor cultural a esas expresiones, la Alcaldía de La Paz prepara una norma general que regulará las fiestas que se realizan en la ciudad. Una de las disposiciones será que las recepciones sociales se realicen en salones de fiestas y no en las calles, como ocurre en la actualidad.
Se tiene previsto que la ordenanza esté lista para ser aprobada por el Concejo Municipal, hasta el mes de septiembre.
“La estamos trabajando, no es fácil, porque son muchas fiestas. Hay que ver la diferencia de barrio a barrio, pero ya tenemos un trabajo bastante avanzado. El mes de septiembre podríamos aprobar esta ordenanza”, explicó el presidente del Concejo Municipal, Luis Revilla.
Otro de los objetivos de la norma es que los devotos festejen en el marco de la tranquilidad, sin causar problemas a los vecinos con el excesivo consumo de bebidas alcohólicas y el cierre de las vías públicas.
El director de Sistemas Viales de la comuna, mayor Rodrigo Rodríguez, informó que cada año se realizan 251 fiestas folklóricas en la urbe paceña. De éstas, sólo 40 piden la autorización para el cierre de avenidas y calles en cada zona, lo que significa sólo el 16 por ciento del total.
El presidente del Concejo Municipal, Luis Revilla, va más allá en el cálculo y estima que “hay más de 500 (fiestas) a lo largo del año en las zonas”, dijo.
En un recorrido que hizo La Razón, la anterior semana, se constató que en por lo menos tres casos, el cierre de avenidas o calles no sólo se realizó en fin de semana, el día de la entrada y la diana (que es al día siguiente), sino también en días hábiles, para los ensayos antes de la fiesta.
En la zona de Achachicala se celebró su entrada folklórica en devoción a la Virgen de las Nieves el 1 de agosto y el cierre de la avenida Ramos Gavilán, la vía troncal, no sólo fue por el lapso de seis horas como prevé la Dirección de Vías, sino que se extendió por más tiempo.
El voceador de un minibús, que llegó hasta antes de una cuadra del Retén Policial de la zona, dijo, “hasta aquí nomás señores, no hay paso”. Molestos, los pasajeros tuvieron que bajar y caminar para llegar a su destino.
Al día siguiente, tres fraternidades instalaron sus fiestas en plena avenida; en las aceras se armaron tarimas y parlantes para los grupos musicales o amplificaciones y en el lugar los fraternos bailaron y bebieron. Vanos fueron los intentos de la Policía para evitar el corte de la calle. Es más, ni el retén se salvó de la fiesta, ya que el escenario que montó la kullawada Auténticos Gavilanes estaba al frente de la instalación policial.
Uno de los policías explicó la situación. “Tratar de poner orden o habilitar un espacio para los vehículos es imposible, porque ya están borrachos y es hacernos faltar el respeto”, dijo.
Ese día de diana, la vía se cerró desde las 11.00 hasta cerca la medianoche. Las discusiones no se hicieron esperar. El vehículo del grupo musical, que dejó los equipos en el lugar, tuvo que abrirse campo para salir del sector en medio de la gente que bailaba.
Una voz con tono molesto exclamó, “pero por qué no sales más antes. Justo ahora molestas cuando ya está la gente”. Era uno de los organizadores de la kullawada que regañaba al conductor, quien no se quedó callado y le respondió, “por dónde voy a salir, ¿quieres que salga volando?”.
Otra de las organizadoras de la fiesta, Angélica Yujra, aseveró que el cierre de esa avenida es una costumbre, porque “es la calle de la fraternidad”. La señora no conocía si se contaba con el permiso de la subalcaldía.
Ese mismo día, se verificó similar situación en la zona de La Portada, donde vecinos y transeúntes fueron trabados por el paso de una fraternidad.
La morenada Círculo Juvenil Braquet, al pasar por la avenida Kollasuyo, provocó el congestionamiento vehicular a la altura de la ex parada del micro “I”.
En el lugar, los minibuses, taxis y algunos micros se encontraron de frente, sin poder retroceder o tomar otro camino. Así se quedaron por 20 minutos.
Una vez que dejó el lugar, la fraternidad se trasladó hasta la calle Ventura Oviedo, donde se cerró la vía por completo. En la arteria se armaron dos escenarios para los grupos musicales que amenizaron la fiesta hasta pasada la medianoche y a todo volumen. Eso sí, el pasante de la fraternidad Abraham Flores afirmó que el presidente de la zona pidió el permiso correspondiente.
El cierre de calles no sólo se presenta en las grandes concentraciones folklóricas. Uno grupo de 15 danzarines de un tarqueada cerró la calle Justo Germán Varela, a las puertas del mercado de La Portada.
También en los ensayos se obstruyen las vías. Uno de los carriles de la principal avenida de Villa Copacabana fue cortado durante esta semana por los grupos que se preparaban para la entrada del sábado 8.
Los vecinos tienen diferentes criterios. Gregorio Pucho y Fanny Fortunata coincidieron en señalar que “en el centro de la ciudad, los cierres son peores”. En cambio, Justo Gómez criticó ese tipo de fiestas, por ser paganas y porque “sólo hay bebidas alcohólicas”.
Lo que establece el municipio
Solicitud • Las juntas vecinales o asociaciones folklóricas de las fiestas patronales deben coordinar la solicitud de cierre de vías con las subalcaldías y la Dirección de Sistemas Viales del municipio de La Paz.
Restricción • El director de Sistemas Viales, mayor Rodrigo Rodríguez, dijo que la autorización para el uso de la vía puede ser de tres a cinco horas, pero no para ser usada como bar.
Competencia • La Subalcaldía es la encargada de fiscalizar el cierre de vías y en caso de que el corte sea arbitrario o de manera abusiva, la Policía es la autoridad competente para retirar al grupo que cometa la obstrucción.
Norma • Para este tipo de acciones no existe ningún tipo de normativa que pueda sancionar a los autores del perjuicio. Sólo hay ordenanzas para el Gran Poder, Carnaval y la Universitaria.
Ante esta situación y sin pretender restar el valor cultural a esas expresiones, la Alcaldía de La Paz prepara una norma general que regulará las fiestas que se realizan en la ciudad. Una de las disposiciones será que las recepciones sociales se realicen en salones de fiestas y no en las calles, como ocurre en la actualidad.
Se tiene previsto que la ordenanza esté lista para ser aprobada por el Concejo Municipal, hasta el mes de septiembre.
“La estamos trabajando, no es fácil, porque son muchas fiestas. Hay que ver la diferencia de barrio a barrio, pero ya tenemos un trabajo bastante avanzado. El mes de septiembre podríamos aprobar esta ordenanza”, explicó el presidente del Concejo Municipal, Luis Revilla.
Otro de los objetivos de la norma es que los devotos festejen en el marco de la tranquilidad, sin causar problemas a los vecinos con el excesivo consumo de bebidas alcohólicas y el cierre de las vías públicas.
El director de Sistemas Viales de la comuna, mayor Rodrigo Rodríguez, informó que cada año se realizan 251 fiestas folklóricas en la urbe paceña. De éstas, sólo 40 piden la autorización para el cierre de avenidas y calles en cada zona, lo que significa sólo el 16 por ciento del total.
El presidente del Concejo Municipal, Luis Revilla, va más allá en el cálculo y estima que “hay más de 500 (fiestas) a lo largo del año en las zonas”, dijo.
En un recorrido que hizo La Razón, la anterior semana, se constató que en por lo menos tres casos, el cierre de avenidas o calles no sólo se realizó en fin de semana, el día de la entrada y la diana (que es al día siguiente), sino también en días hábiles, para los ensayos antes de la fiesta.
En la zona de Achachicala se celebró su entrada folklórica en devoción a la Virgen de las Nieves el 1 de agosto y el cierre de la avenida Ramos Gavilán, la vía troncal, no sólo fue por el lapso de seis horas como prevé la Dirección de Vías, sino que se extendió por más tiempo.
El voceador de un minibús, que llegó hasta antes de una cuadra del Retén Policial de la zona, dijo, “hasta aquí nomás señores, no hay paso”. Molestos, los pasajeros tuvieron que bajar y caminar para llegar a su destino.
Al día siguiente, tres fraternidades instalaron sus fiestas en plena avenida; en las aceras se armaron tarimas y parlantes para los grupos musicales o amplificaciones y en el lugar los fraternos bailaron y bebieron. Vanos fueron los intentos de la Policía para evitar el corte de la calle. Es más, ni el retén se salvó de la fiesta, ya que el escenario que montó la kullawada Auténticos Gavilanes estaba al frente de la instalación policial.
Uno de los policías explicó la situación. “Tratar de poner orden o habilitar un espacio para los vehículos es imposible, porque ya están borrachos y es hacernos faltar el respeto”, dijo.
Ese día de diana, la vía se cerró desde las 11.00 hasta cerca la medianoche. Las discusiones no se hicieron esperar. El vehículo del grupo musical, que dejó los equipos en el lugar, tuvo que abrirse campo para salir del sector en medio de la gente que bailaba.
Una voz con tono molesto exclamó, “pero por qué no sales más antes. Justo ahora molestas cuando ya está la gente”. Era uno de los organizadores de la kullawada que regañaba al conductor, quien no se quedó callado y le respondió, “por dónde voy a salir, ¿quieres que salga volando?”.
Otra de las organizadoras de la fiesta, Angélica Yujra, aseveró que el cierre de esa avenida es una costumbre, porque “es la calle de la fraternidad”. La señora no conocía si se contaba con el permiso de la subalcaldía.
Ese mismo día, se verificó similar situación en la zona de La Portada, donde vecinos y transeúntes fueron trabados por el paso de una fraternidad.
La morenada Círculo Juvenil Braquet, al pasar por la avenida Kollasuyo, provocó el congestionamiento vehicular a la altura de la ex parada del micro “I”.
En el lugar, los minibuses, taxis y algunos micros se encontraron de frente, sin poder retroceder o tomar otro camino. Así se quedaron por 20 minutos.
Una vez que dejó el lugar, la fraternidad se trasladó hasta la calle Ventura Oviedo, donde se cerró la vía por completo. En la arteria se armaron dos escenarios para los grupos musicales que amenizaron la fiesta hasta pasada la medianoche y a todo volumen. Eso sí, el pasante de la fraternidad Abraham Flores afirmó que el presidente de la zona pidió el permiso correspondiente.
El cierre de calles no sólo se presenta en las grandes concentraciones folklóricas. Uno grupo de 15 danzarines de un tarqueada cerró la calle Justo Germán Varela, a las puertas del mercado de La Portada.
También en los ensayos se obstruyen las vías. Uno de los carriles de la principal avenida de Villa Copacabana fue cortado durante esta semana por los grupos que se preparaban para la entrada del sábado 8.
Los vecinos tienen diferentes criterios. Gregorio Pucho y Fanny Fortunata coincidieron en señalar que “en el centro de la ciudad, los cierres son peores”. En cambio, Justo Gómez criticó ese tipo de fiestas, por ser paganas y porque “sólo hay bebidas alcohólicas”.
Lo que establece el municipio
Solicitud • Las juntas vecinales o asociaciones folklóricas de las fiestas patronales deben coordinar la solicitud de cierre de vías con las subalcaldías y la Dirección de Sistemas Viales del municipio de La Paz.
Restricción • El director de Sistemas Viales, mayor Rodrigo Rodríguez, dijo que la autorización para el uso de la vía puede ser de tres a cinco horas, pero no para ser usada como bar.
Competencia • La Subalcaldía es la encargada de fiscalizar el cierre de vías y en caso de que el corte sea arbitrario o de manera abusiva, la Policía es la autoridad competente para retirar al grupo que cometa la obstrucción.
Norma • Para este tipo de acciones no existe ningún tipo de normativa que pueda sancionar a los autores del perjuicio. Sólo hay ordenanzas para el Gran Poder, Carnaval y la Universitaria.
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