Cuando ayer el kusillo comenzó a bailar dando brincos en medio del canchón altiplánico del cerro Quimsa Chata, en Tiwanaku, el viento gélido se rompió por unas horas. A las 10.00 comenzaba el Festival Autóctono de la provincia Ingavi, en el marco del V Encuentro Internacional Perú, Chile y Bolivia Quimsa Chata Tiwanaku.
La jornada congregó a amautas de los tres países, quienes se unieron para demostrar en la ocasión sus danzas ancestrales como reivindicación de sus pueblos indígenas. Hubo 30 conjuntos participantes: cinco de Chile, cuatro de Perú y el resto eran bailarines de comunidades aledañas.
El asesor de la Prefectura de La Paz, Félix Patzi, expresó que el festival internacional significa un acto de unión de los aymaras bolivianos con los de países vecinos.
La Asesoría de Comunicación de la repartición prefectural explicó que los participantes en el Festival Autóctono Andino Amazónico no libraron una competencia, por lo que cada agrupación recibió documentos de reconocimiento por su participación.
Quimsa Chata es un cerro que se halla a una hora de viaje del pueblo de Tiwanaku, donde la Prefectura paceña habilitó un escenario para desarrollar el acto.
La alcaldesa de Tiwanaku, Eulogia Quispe, destacó la participación de comunarios y de la población en general para la organización del acontecimiento cultural.
La jornada comenzó a las diez de la mañana, con una ceremonia ancestral encabezada por los amautas, que mediante la ofrenda de la q’oa dieron inicio al festival. Entre los grupos invitados destacó la danza de la comunidad Kamiña, de Perú.
Esta coreografía desplegó sincronización y trajes exóticos. Entre los ritmos bolivianos que se exhibieron estaban los kusillos, wititis, choquelas, zampoñadas y sicuris. Todos provocaron el baile de los cientos de asistentes al festival. Y entre los más aplaudidos estuvieron los sicuris que arribaron desde la nación chilena.
Entre el público se hallaban representantes del Consulado de Chile, autoridades comunales de pueblos indígenas de Perú y Bolivia, y representantes comunales de diferentes áreas amazónicas.
La jornada cultural tuvo retrasos. Por ejemplo, el apthapi (banquete comunal) que debía ser servido al mediodía se retrasó para las 15.30. Para ello, en medio del escenario de los bailarines, un aguayo rojiazul fue extendido por los lugareños para cubrirlo de exquisiteces andinas: papas, quesos y chuños.
Tampoco fue posible realizar un intermedio al mediodía debido a que participaron más grupos de los proyectados. Alrededor de las 17.00 terminó el festival, y los conjuntos folklóricos de cada país abandonaron el lugar en comisiones.
Los bailarines manifestaron sus felicitaciones no sólo por la organización desplegada, sino por el impulso para la unión de los países latinoamericanos, y de los aymaras, mediante un instrumento como la danza autóctona.
Jornada cultural en Tiwanaku
Fueron 30 grupos de danza indígenas que participaron en el Festival Latinoamericano.
Tres países se congregaron en la ocasión: Chile, Bolivia y Perú, con bailes autóctonos.
Participaron cinco grupos chilenos, cuatro peruanos y 21 fraternidades bolivianas.
La jornada duró siete horas y tuvo una asistencia de alrededor de dos mil personas.
La jornada congregó a amautas de los tres países, quienes se unieron para demostrar en la ocasión sus danzas ancestrales como reivindicación de sus pueblos indígenas. Hubo 30 conjuntos participantes: cinco de Chile, cuatro de Perú y el resto eran bailarines de comunidades aledañas.
El asesor de la Prefectura de La Paz, Félix Patzi, expresó que el festival internacional significa un acto de unión de los aymaras bolivianos con los de países vecinos.
La Asesoría de Comunicación de la repartición prefectural explicó que los participantes en el Festival Autóctono Andino Amazónico no libraron una competencia, por lo que cada agrupación recibió documentos de reconocimiento por su participación.
Quimsa Chata es un cerro que se halla a una hora de viaje del pueblo de Tiwanaku, donde la Prefectura paceña habilitó un escenario para desarrollar el acto.
La alcaldesa de Tiwanaku, Eulogia Quispe, destacó la participación de comunarios y de la población en general para la organización del acontecimiento cultural.
La jornada comenzó a las diez de la mañana, con una ceremonia ancestral encabezada por los amautas, que mediante la ofrenda de la q’oa dieron inicio al festival. Entre los grupos invitados destacó la danza de la comunidad Kamiña, de Perú.
Esta coreografía desplegó sincronización y trajes exóticos. Entre los ritmos bolivianos que se exhibieron estaban los kusillos, wititis, choquelas, zampoñadas y sicuris. Todos provocaron el baile de los cientos de asistentes al festival. Y entre los más aplaudidos estuvieron los sicuris que arribaron desde la nación chilena.
Entre el público se hallaban representantes del Consulado de Chile, autoridades comunales de pueblos indígenas de Perú y Bolivia, y representantes comunales de diferentes áreas amazónicas.
La jornada cultural tuvo retrasos. Por ejemplo, el apthapi (banquete comunal) que debía ser servido al mediodía se retrasó para las 15.30. Para ello, en medio del escenario de los bailarines, un aguayo rojiazul fue extendido por los lugareños para cubrirlo de exquisiteces andinas: papas, quesos y chuños.
Tampoco fue posible realizar un intermedio al mediodía debido a que participaron más grupos de los proyectados. Alrededor de las 17.00 terminó el festival, y los conjuntos folklóricos de cada país abandonaron el lugar en comisiones.
Los bailarines manifestaron sus felicitaciones no sólo por la organización desplegada, sino por el impulso para la unión de los países latinoamericanos, y de los aymaras, mediante un instrumento como la danza autóctona.
Jornada cultural en Tiwanaku
Fueron 30 grupos de danza indígenas que participaron en el Festival Latinoamericano.
Tres países se congregaron en la ocasión: Chile, Bolivia y Perú, con bailes autóctonos.
Participaron cinco grupos chilenos, cuatro peruanos y 21 fraternidades bolivianas.
La jornada duró siete horas y tuvo una asistencia de alrededor de dos mil personas.
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