Reconociendo que el carnaval de Bolivia ofrece matices especiales en cada una de las ciudades de occidente y oriente, es cierto que el carnaval potosino tiene peculiaridad en su expresión folklórica, alegre y sentimental, siendo en la única ciudad de la geografía boliviana donde se adelanta esta fiesta dedicada al dios momo con dos semanas de tiempo a la entrada del carnaval propiamente dicho.
Siendo el "Carnaval Minero" genuinamente propio de la ciudad de Potosí, es en el que se entremezcla el profundo espíritu religioso que motiva a la veneración del TATA-CK’AJCHA o "dios minero", con una magnífica dimensión folklórica y extraordinaria manifestación de arte a través de la música, las danzas y llevar en andas al "dios de la mina" representado por el Hijo de Dios clavado en la cruz y, la Virgen María de la Candelaria.
Imágenes religiosas que son ataviadas y rodeadas con serpentinas a color, papel picado y caritativamente mostradas dentro de unos templetes o fanales que artísticamente se hallan diseñados como una réplica a la Santa Catedral potosina y otros templos de la ciudad.
Es en esta ocasión del carnaval minero potosino, en que esas imágenes religiosas colocadas en andas de madera, salen del interior de la mina, para luego ser trasladadas en procesión rítmica al compás de una u otra danza alegre, interpretadas por grupos de zampoñaris y bandas de música, en recorrido por las faldas del Cerro Rico de Potosí, para concentrarse en exteriores de la mina Pailaviri y, de allí seguir la ruta hasta alcanzar la avenida "El minero" y rematar en los distintos ingenios mineros pertenecientes a una y otra cooperativa minera o sede sindical.
¿CUANDO Y CÓMO EMPEZÓ ESTE CARNAVAL...?
Fue el año de 1940, cuando por vez primera se mostró el carnaval minero con la iniciativa del jefe y empleados de la mina "Caracoles" de la entonces Compañía Minera Unificada del Cerro de Potosí, regentada por el varón del estaño don Mauricio Hoschilld.
En dicha ocasión, fueron los jefes, empleados y trabajadores de interior mina, los que corporativamente se anticiparon a celebrar la fiesta del carnaval, cinco días antes del "jueves de compadres", como una antesala de lo que significaría el carnaval potosino de aquel año.
Fue en aquella primera versión del "carnaval minero", donde participaron las secciones mineras de "Tres Cruces", "Candelaria", "Milagros", "Moropoto", "San Miguel", "Caracoles", "Santa Rosa", "La Mendieta", "Rosicler", "Pailaviri", "San Esteban", "Encomendera", "Alta Gracia" y otras tantas pertenecientes a la Compañía Minera Unificada del Cerro de Potosí, cuyos trabajadores acompañaban en una especie de procesión bailable al "Tata-Ck’ajcha", mostrándose con vestimenta propia de interior mina: guardatojo, bufanda, polainas, botas, lámpara a carburo y el masticar de la hoja sagrada.
Esos trabajadores eran congratulados festivamente con bebidas espirituosas, coca, cigarrillos "philtunchus" trabajados artesanalmente por mujeres dedicadas a este oficio y, la infaltable serpentina junto al papel picado a colores; imponiéndose una característica especial con la detonación de dinamitas que aún se mantiene en este siglo XXI.
Igualmente era una costumbre el hecho de que todos los empleados y trabajadores mineros recibían la denominada "Th’inka" en el día festivo del "jueves de compadres"; oportunidad en que los "Tata-Ck’ajchas" retornaban al interior de las minas al que pertenecían, después de participar en las misas de acción de gracias que se oficiaban en los templos de San Martín, San Pedro, San Juan Bautista, Concepción, La Merced y la Santa Catedral.
Las llamadas "Th’inkas" entregadas a cada trabajador minero, consistía en buena cantidad de confite variado y envuelto en pañoletas a color, acompañado de algunos paquetes de serpentina y mixtura. Y eso no era todo, cada trabajador de subsuelo y empleado de la Compañía Minera Unificada del Cerro de Potosí, recibía cierta cantidad de mineral estaño con plata, en calidad de agradecimiento o retribución por el trabajo realizado en el curso del año, considerando que el mineral es fruto de la Madre Tierra (Pachamama).
Así empezó el carnaval minero en Potosí, donde los topos humanos expresaban su fe al "Tata-Ck’ajcha" o "Padre de la Mina", lo que ha venido repitiéndose año tras año, llegando hasta nuestros días con esa efervescencia de alegría, colorido y peculiaridad.
EL CARNAVAL MINERO DE AHORA
En la actualidad el "Carnaval Minero" sigue siendo una demostración festiva en crecimiento, con participación de fraternidades danzantes: morenadas, diabladas, tinkus, llameradas, sayas, potolos, pujllay y otras danzas nacionales; cuya organización está a cargo de la Federación Departamental de Cooperativas Mineras de Potosí, motivando a que cientos y miles de trabajadores mineros y palliris participen de esta fiesta de carnestolendas en honor al "Tata-Ck’ajcha".
Es en esta oportunidad en que se realizan serie de ritos, con objeto de pedir al "Padre de la Mina" y a la "Pachamama", la mejor de las suertes para descubrir nuevas vetas de mineral plata, estaño, plomo, zinc, etc. en sus respectivas áreas de trabajo. Obviamente en estos ritos no falta el alcohol blanco, el alcohol de color, el singani, la coca sagrada para el pijcheo con acompañamiento de la denominada Llijtha".
No se olvide que la esencia cristiana del carnaval minero de Potosí, se halla representada por la devoción a "Tata-Ck’ajcha", constituyéndose en una parte de las creencias enraizadas en el pueblo trabajador minero, en atención de que esta ciudad desde la fecha de su nacimiento, ha sido por siempre tradicionalista y católica.
En territorio potosino, mostrábanse las caminatas hacia y desde las costas del Pacífico, a llameros y mitayos que dejaban sus ofrendas en las "Wakas" de la serranía sagrada de los Andes, que no son otra cosa que los cerros que siguen el curso de Potosí hacia los volcanes de los Lípez. En ese mismo trayecto se mostró y utilizó el arcabuz y el látigo que movieron al aparato productivo de las minas del Cerro Rico, de Aullagas, Colquechaca y Porco.
Generaciones de nativos fueron llevados a las minas, como bestias. De allí salieron muy pocos –con suerte-, como esqueléticos andantes. Asimismo había necesidad de los brazos de la raza negra; entonces los esclavos venidos de Senegal de África, todos engrillados, subieron hasta los 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, para encontrarse con la pirámide de plata, tesoro del mundo. Eran esos negros de Äfrica que llegaron a Potosí, con el trac…., trac…, trac de su paso cansino, arrastrando sus cadenas.
Es en remedo a esos negros esclavos en que nace la danza de la morenada en Potosí a mediados del siglo XVII, gracias a comerciantes cocanis asentados en la antigua calle de "Los Cocanis". Entonces, coca y tradición se combinaron en la primera morenada que tuvo origen en Potosí. Para esto, se rescató pasajes de la vida social de esta ciudad colonial.
Se sabe que en la época del carnaval durante la colonia, los días de descanso eran ideales para hacer representaciones o imitaciones burlescas, ridiculizando a los españoles por parte de criollos y mestizos. Esta clase de presentaciones fueron incentivadas mucho más, después de la independencia de los pueblos charquenses, tomándose en cuenta las marchas de negros encadenados que, con los rostros hinchados y ojos saltones, ocasionados por la presión y altura de Potosí, mostraban la lengua larga y sedienta, con lo que surgió el baile o danza de la morenada al compás de las matracas trabajadas de metal plata, al igual que de madera cedro.
*Socio de Número de la Sociedad Geográfica y de Historia "Potosí".
Siendo el "Carnaval Minero" genuinamente propio de la ciudad de Potosí, es en el que se entremezcla el profundo espíritu religioso que motiva a la veneración del TATA-CK’AJCHA o "dios minero", con una magnífica dimensión folklórica y extraordinaria manifestación de arte a través de la música, las danzas y llevar en andas al "dios de la mina" representado por el Hijo de Dios clavado en la cruz y, la Virgen María de la Candelaria.
Imágenes religiosas que son ataviadas y rodeadas con serpentinas a color, papel picado y caritativamente mostradas dentro de unos templetes o fanales que artísticamente se hallan diseñados como una réplica a la Santa Catedral potosina y otros templos de la ciudad.
Es en esta ocasión del carnaval minero potosino, en que esas imágenes religiosas colocadas en andas de madera, salen del interior de la mina, para luego ser trasladadas en procesión rítmica al compás de una u otra danza alegre, interpretadas por grupos de zampoñaris y bandas de música, en recorrido por las faldas del Cerro Rico de Potosí, para concentrarse en exteriores de la mina Pailaviri y, de allí seguir la ruta hasta alcanzar la avenida "El minero" y rematar en los distintos ingenios mineros pertenecientes a una y otra cooperativa minera o sede sindical.
¿CUANDO Y CÓMO EMPEZÓ ESTE CARNAVAL...?
Fue el año de 1940, cuando por vez primera se mostró el carnaval minero con la iniciativa del jefe y empleados de la mina "Caracoles" de la entonces Compañía Minera Unificada del Cerro de Potosí, regentada por el varón del estaño don Mauricio Hoschilld.
En dicha ocasión, fueron los jefes, empleados y trabajadores de interior mina, los que corporativamente se anticiparon a celebrar la fiesta del carnaval, cinco días antes del "jueves de compadres", como una antesala de lo que significaría el carnaval potosino de aquel año.
Fue en aquella primera versión del "carnaval minero", donde participaron las secciones mineras de "Tres Cruces", "Candelaria", "Milagros", "Moropoto", "San Miguel", "Caracoles", "Santa Rosa", "La Mendieta", "Rosicler", "Pailaviri", "San Esteban", "Encomendera", "Alta Gracia" y otras tantas pertenecientes a la Compañía Minera Unificada del Cerro de Potosí, cuyos trabajadores acompañaban en una especie de procesión bailable al "Tata-Ck’ajcha", mostrándose con vestimenta propia de interior mina: guardatojo, bufanda, polainas, botas, lámpara a carburo y el masticar de la hoja sagrada.
Esos trabajadores eran congratulados festivamente con bebidas espirituosas, coca, cigarrillos "philtunchus" trabajados artesanalmente por mujeres dedicadas a este oficio y, la infaltable serpentina junto al papel picado a colores; imponiéndose una característica especial con la detonación de dinamitas que aún se mantiene en este siglo XXI.
Igualmente era una costumbre el hecho de que todos los empleados y trabajadores mineros recibían la denominada "Th’inka" en el día festivo del "jueves de compadres"; oportunidad en que los "Tata-Ck’ajchas" retornaban al interior de las minas al que pertenecían, después de participar en las misas de acción de gracias que se oficiaban en los templos de San Martín, San Pedro, San Juan Bautista, Concepción, La Merced y la Santa Catedral.
Las llamadas "Th’inkas" entregadas a cada trabajador minero, consistía en buena cantidad de confite variado y envuelto en pañoletas a color, acompañado de algunos paquetes de serpentina y mixtura. Y eso no era todo, cada trabajador de subsuelo y empleado de la Compañía Minera Unificada del Cerro de Potosí, recibía cierta cantidad de mineral estaño con plata, en calidad de agradecimiento o retribución por el trabajo realizado en el curso del año, considerando que el mineral es fruto de la Madre Tierra (Pachamama).
Así empezó el carnaval minero en Potosí, donde los topos humanos expresaban su fe al "Tata-Ck’ajcha" o "Padre de la Mina", lo que ha venido repitiéndose año tras año, llegando hasta nuestros días con esa efervescencia de alegría, colorido y peculiaridad.
EL CARNAVAL MINERO DE AHORA
En la actualidad el "Carnaval Minero" sigue siendo una demostración festiva en crecimiento, con participación de fraternidades danzantes: morenadas, diabladas, tinkus, llameradas, sayas, potolos, pujllay y otras danzas nacionales; cuya organización está a cargo de la Federación Departamental de Cooperativas Mineras de Potosí, motivando a que cientos y miles de trabajadores mineros y palliris participen de esta fiesta de carnestolendas en honor al "Tata-Ck’ajcha".
Es en esta oportunidad en que se realizan serie de ritos, con objeto de pedir al "Padre de la Mina" y a la "Pachamama", la mejor de las suertes para descubrir nuevas vetas de mineral plata, estaño, plomo, zinc, etc. en sus respectivas áreas de trabajo. Obviamente en estos ritos no falta el alcohol blanco, el alcohol de color, el singani, la coca sagrada para el pijcheo con acompañamiento de la denominada Llijtha".
No se olvide que la esencia cristiana del carnaval minero de Potosí, se halla representada por la devoción a "Tata-Ck’ajcha", constituyéndose en una parte de las creencias enraizadas en el pueblo trabajador minero, en atención de que esta ciudad desde la fecha de su nacimiento, ha sido por siempre tradicionalista y católica.
En territorio potosino, mostrábanse las caminatas hacia y desde las costas del Pacífico, a llameros y mitayos que dejaban sus ofrendas en las "Wakas" de la serranía sagrada de los Andes, que no son otra cosa que los cerros que siguen el curso de Potosí hacia los volcanes de los Lípez. En ese mismo trayecto se mostró y utilizó el arcabuz y el látigo que movieron al aparato productivo de las minas del Cerro Rico, de Aullagas, Colquechaca y Porco.
Generaciones de nativos fueron llevados a las minas, como bestias. De allí salieron muy pocos –con suerte-, como esqueléticos andantes. Asimismo había necesidad de los brazos de la raza negra; entonces los esclavos venidos de Senegal de África, todos engrillados, subieron hasta los 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, para encontrarse con la pirámide de plata, tesoro del mundo. Eran esos negros de Äfrica que llegaron a Potosí, con el trac…., trac…, trac de su paso cansino, arrastrando sus cadenas.
Es en remedo a esos negros esclavos en que nace la danza de la morenada en Potosí a mediados del siglo XVII, gracias a comerciantes cocanis asentados en la antigua calle de "Los Cocanis". Entonces, coca y tradición se combinaron en la primera morenada que tuvo origen en Potosí. Para esto, se rescató pasajes de la vida social de esta ciudad colonial.
Se sabe que en la época del carnaval durante la colonia, los días de descanso eran ideales para hacer representaciones o imitaciones burlescas, ridiculizando a los españoles por parte de criollos y mestizos. Esta clase de presentaciones fueron incentivadas mucho más, después de la independencia de los pueblos charquenses, tomándose en cuenta las marchas de negros encadenados que, con los rostros hinchados y ojos saltones, ocasionados por la presión y altura de Potosí, mostraban la lengua larga y sedienta, con lo que surgió el baile o danza de la morenada al compás de las matracas trabajadas de metal plata, al igual que de madera cedro.
*Socio de Número de la Sociedad Geográfica y de Historia "Potosí".
Es la expresion melancolica y alegre del minero potosino tiene mucho que contar aq uellos que vivimos esta fiesta de la bajada del tata ckaj chu les invitamos a vivirlo.
ResponderEliminar