14 de febrero de 2010

Carnaval de Oruro, demostración de esplendor, fe y gran devoción

La Prensa

Unos 40.000 bailarines brindaron una jornada de color y devoción en la Entrada folklórica orureña. Desde las tribunas no sólo llovió agua y espuma, sino que hubo un derroche de alegría. En esta versión carnavalera, los jóvenes se convirtieron en los protagonistas de la fiesta más importante de la ciudad del Socavón.

La jornada inició con un cielo limpio, a las 07.00, cuando el monseñor Cristóbal Dialasich y un grupo de peregrinos encabezaron los cinco kilómetros de la Entrada. La imagen de la soberana estuvo acompañada por rezos y detrás venía la Gran Tradicional Auténtica Diablada de Oruro.

De rodillas, los diablos entraron en la casa de la patrona del Socavón. El padre Bernardino Zanella les recibió con una frase que sintetizó la jornada: “Es bueno que vengan a rezar y a bailar primero para la Virgen”.

Para entonces ya eran las 10.00 y en cada tramo de la Peregrinación se vivió una fiesta amenizada por alegres bailarines y numerosos visitantes. Pese a que no hay un recuento oficial, el viceministro de Turismo, Iván Cahuaya, anunció que esta fiesta propició la llegada de unos 100.000 turistas, quienes generan un movimiento económico de 28 millones de dólares.

La mayor parte de los visitantes eran jóvenes. Incluso los extranjeros tenían sangre juvenil. “Es increíble, nunca pensé que era así de lindo, me gustan mucho los tinkus”, contó Marcia Fernández, quien tiene 22 años y llegó desde Argentina. No le importó el hecho de que fuera el objetivo de varios globos y chisguetazos.

Estanislao Aquino, miembro del Comité Departamental de Etnografía y Folklore de Oruro, dijo que la fiesta fue una de las más numerosas y coloridas de los últimos años. “En esta ocasión queremos recuperar el origen de este encuentro. Por ejemplo, junto a la Virgen ingresaron mineros; ellos siempre han sido devotos de la patrona y les ha hecho el milagro de que vuelvan a tener una fuente de trabajo. Cuando se declaró la relocalización minera ellos venían y decían: ‘Nos han quitado el lamparín y a la Virgen le han quitado su vela’”.

En varios pasajes de la Entrada se vivió una fiesta de colores. La avenida del Folklore estuvo repleta de banderines que fueron el marco ideal para el lucimiento de los danzarines.

Las morenas y las diablas causaron sensación con sus trajes. Se impusieron las faldas cortas y los colores brillantes. Las comparsas presentaron novedades en sus vestuarios. La Diablada Urus se lució con estampados con la imagen de la Virgen en la parte frontal. Las mujeres tenían combinados azules y escotados que hicieron delirar a los visitantes. Al cruzar la avenida 6 de Agosto les gritaban a sus figuras “beso, beso, beso”, y éstas no se hacían esperar.

La Morenada Central Oruro tuvo espigadas deidades en el frente de baile. Las mujeres coordinaban a placer e invitaban a los espectadores a que las aplaudieran.

Los varones, especialmente los caporales Centralistas y San Simón, desparramaron talento; mientras que las jóvenes les llenaban de frases bonitas como “así se baila, así se baila”.

En la plaza, la fiesta fue para los visitantes. Las empresas de telefonía emplearon varias bancas y desde allí los jóvenes aplaudían a los bailarines.

A su turno, los danzarines lucían orgullosos sus vestimentas. Por ejemplo, la Llamerada Zona Norte ingresó con enaguas matizadas de color oscuro a claro; un tanto miedosas, también ingresaron unas llamitas con el conjunto. En la danza de los incas se lucieron las mujeres esbeltas y que se movían a paso lento y casi cadencioso.

Este año hubo mayor cantidad de extranjeros en las danzas autóctonas. En la danza Wititis había representantes asiáticas y europeas. Estas danzas originales estaban acompañadas por wiphalas. También hubo gente de otros departamentos del país que integraron bloques completos.

Algunos miembros de la Morenada Ferrari Ghezzi emplearon máscaras con características novedosas este año, que se diferenciaron de otras comparsas.

La Diablada Tradicional Auténtica fue la primera en ingresar.

El Vice se lució en la Entrada

El vicepresidente Álvaro García Linera llegó después de mediodía, cerca de las tres de la tarde, vestido con un saco y armado de una gran sonrisa.

Con el pasar de los minutos se convirtió en la estrella del Carnaval. Las jóvenes fueron las más alegres con la llegada del segundo hombre del Estado, con quien bailaron.

Llegó y ocupó su espacio en el palco oficial de la plaza 10 de Febrero. Se acomodó justo donde un año atrás estaba con el presidente Evo Morales. Igual que entonces, se puso a bailar desde que llegó. Cumplió su palabra cuando dijo: “Voy a bailar con toda china morena que se me aparezca”.

Morenas, diablas, chinas supay le coquetearon y él no se guardó ningún piropo. También, entre sonrisa y sonrisa, aunque con moderación, bebió un par de sorbos de cerveza. Tan alegre estaba que se puso a tocar el bombo ante el aplauso del público.

Una vistosa morena, vestida de verde con algunos vivos azul fosforescentes, fue la que más jugo le sacó al Vicepresidente, pues se puso a bailar con la autoridad y fue envuelta por los aplausos del público.

A momentos se rumoreó que iba a llegar Evo Morales; sin embargo, el Presidente no asistió a la Entrada.

Las wiphalas brillaron en las danzas autóctonas. Las tarqueadas, los incas y los suri sicuris fueron los grupos más vistosos que lucieron estas banderas.

Espectacular desfile de bandas de música

El desfile del Carnaval de Oruro se completó con el paso de nutridas bandas de música procedentes de todo el país. Las más peculiares son las que acompañan a las morenadas y que están integradas por numerosos músicos, 60 y 70 integrantes, con enormes trombones de color blanco, doradas trompetas y clarinetes y coloridos tambores.

Entre las más reconocidas estuvieron la Internacional Poopó, Cocanis, Real Imperial y otras que se concentraron desde las 07.00.

Pero si se trata de colorido de emblemas, los instrumentos de los artistas también estaban adornados. Por ejemplo, la banda Cocanis tenía sus trombones, cornetas y el vestuario de sus integrantes con ribetes de la bandera nacional. Otra banda con características similares fue la Poopó. Luego de más de 12 horas, la fiesta prosiguió en la plaza del Socavón, donde los integrantes de diversas bandas de música se apostaron en sus graderías para continuar interpretando sus melodías en la tradicional Alba.

Aunque el de Oruro es el más reconocido, toda Bolivia se vuelca durante estos días en el Carnaval hasta el punto de ser la celebración más importante del país, que permanecerá de fiesta hasta el Miércoles de Ceniza.


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