Entre algarabía, petardos, espuma y despilfarro de agua, además de menor control policial, se desarrolló el Domingo de Carnaval, reflejando otros ribetes respecto al sábado de Peregrinación, que es una ocasión más solemne.
No obstante, el desfase en el recorrido de la Peregrinación el día anterior ocasionó que ésta concluya cerca de las 08:00 de la mañana del domingo, mezclándose los bailes de devoción con el desorden del Alba.
Ayer se desarrolló el denominado Domingo de Carnaval o Domingo de Corso, manifestación que varía en contenido y no por la forma, con el día principal de estas fechas, el sábado de Peregrinación en honor a la Virgen del Socavón.
Es característica de esta “continuación” de la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, la entrada de cargamentos, de oro y plata que si nos retrotraemos se producía en el Incario y solían llevar en cada Raimi a los templos del Sol y la Luna.
El tinte del Domingo de Carnaval varía desde el protocolo del sábado de Peregrinación, pues los danzarines ingresan en su mayoría sin máscaras, mientras un día antes sólo se podían desencaretarse después de ingresar postrados al Santuario del Socavón; la infraestructura religiosa se mantiene abierta pero los integrantes de los conjuntos folklóricos ya no hacen su ingreso.
Por tanto, se puede advertir en los trajes de los danzarines excesivo uso de serpentinas, globos y mixtura, que mezclados con el desborde de bebidas alcohólicas y alegría del público se estructura un ambiente de fiesta total, sin inhibición alguna.
Este escenario también encierra, lamentablemente, un gran vacío en la concienciación de personas de toda edad, que despilfarran el líquido elemento, que por efecto del calentamiento global en unos años más será escaso.
Esta celebración es llamada también la fiesta del dios “Momo”, que según la mitología griega personifica al sarcasmo y la locura, es por eso que se pudo apreciar por ejemplo a jóvenes de un sector de la ciudad, aledaño al Santuario del Socavón, nos referimos a la calle Linares, que desde 1974 presentan a la “Diablura Chilena Sogalbe”, haciendo referencia irónicamente al hurto cultural que sufrimos de parte de nuestros vecinos, haciendo suya una danza de la Capital del Folklore de Bolivia.
No obstante, el desfase en el recorrido de la Peregrinación el día anterior ocasionó que ésta concluya cerca de las 08:00 de la mañana del domingo, mezclándose los bailes de devoción con el desorden del Alba.
Ayer se desarrolló el denominado Domingo de Carnaval o Domingo de Corso, manifestación que varía en contenido y no por la forma, con el día principal de estas fechas, el sábado de Peregrinación en honor a la Virgen del Socavón.
Es característica de esta “continuación” de la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, la entrada de cargamentos, de oro y plata que si nos retrotraemos se producía en el Incario y solían llevar en cada Raimi a los templos del Sol y la Luna.
El tinte del Domingo de Carnaval varía desde el protocolo del sábado de Peregrinación, pues los danzarines ingresan en su mayoría sin máscaras, mientras un día antes sólo se podían desencaretarse después de ingresar postrados al Santuario del Socavón; la infraestructura religiosa se mantiene abierta pero los integrantes de los conjuntos folklóricos ya no hacen su ingreso.
Por tanto, se puede advertir en los trajes de los danzarines excesivo uso de serpentinas, globos y mixtura, que mezclados con el desborde de bebidas alcohólicas y alegría del público se estructura un ambiente de fiesta total, sin inhibición alguna.
Este escenario también encierra, lamentablemente, un gran vacío en la concienciación de personas de toda edad, que despilfarran el líquido elemento, que por efecto del calentamiento global en unos años más será escaso.
Esta celebración es llamada también la fiesta del dios “Momo”, que según la mitología griega personifica al sarcasmo y la locura, es por eso que se pudo apreciar por ejemplo a jóvenes de un sector de la ciudad, aledaño al Santuario del Socavón, nos referimos a la calle Linares, que desde 1974 presentan a la “Diablura Chilena Sogalbe”, haciendo referencia irónicamente al hurto cultural que sufrimos de parte de nuestros vecinos, haciendo suya una danza de la Capital del Folklore de Bolivia.
Oruro, de esta manera, se integra al Carnaval, no con bases devocionales, esta fiesta a nivel mundial tiene su origen en las celebraciones paganas que se realizaban hace más de 5.000 años en Sumeria y Egipto y en las saturnales del Imperio Romano, que veneraban al dios Saturno, señor de la cosecha.
En realidad eran cultos de purificación, celebrados en febrero y que daban cuenta del pasaje de un año a otro en el que se producía la renovación del cosmos, es así que en esos festejos, los romanos se entregaban a los designios de Momo.
Con el paso del tiempo, en la Edad Media, era costumbre que en las llamadas “fiestas de la locura“ la gente gastara bromas en lugares públicos oculta detrás de un disfraz, por encontrarse en pleno oscurantismo, la Iglesia Católica trató de impedir estas celebraciones, pero sin el resultado deseado.
De esta forma, los “carnavales” fueron incorporados al calendario cristiano y concebidos como un período de excesos permitidos antes de la abstinencia de Cuaresma, estos festejos como hoy lunes de Carnaval o el día del diablo y del moreno, además de mañana martes de ch’alla, duran hasta este Miércoles de Ceniza.
Estas costumbres se difundieron desde Roma hacia Europa y más tarde llegaron a América y, por ende a nuestra tierra, de la mano de los conquistadores, reflejando un proceso de transculturización.
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