“Ch’ukthapisïpxäm uka wikhata isïma, makhatäña munäpsta khaykätiru ukhaxa”. (Costuren sus pantalones, si quieren pasar al frente), les habría dicho el presidente Manuel Isidoro Belzu a los indígenas, como exigencia para poder cruzar el puente que dividía en ese entonces, el lado de los indios con la ciudad de los mestizos y criollos en la ciudad de La Paz. Tal apertura le significó el sobrenombre de “tata” Belzu, como cariñosamente fue reconocido por los originarios. A partir de entonces los “Ch’ukutas”, como se los llegó a denominar, consiguieron ingresar hasta a la Plaza Murillo.
Mas tarde, con ese mismo atuendo, pero como la danza de los Ch’utas, se iniciaría otra etapa en la que este personaje baila festejando la Anata, fiesta andina, junto con la fiesta del Carnaval; y desde entonces, gruesas columnas de Ch’utas participan en el Entierro del Pepino y la Tradicional Entrada de Domingo de Tentación, subiendo por el Cementerio rumbo al Tejar.
Los Ch’utas son más antiguos que el Pepino; su danza festeja el florecimiento de la hoja de la papa y las primeras cosechas en el Altiplano, tiempo lluvia y fertilidad que coincide con los primeros meses del año, de ahí su vestimenta tan colorida y con la presencia de la flor de la papa bordada en diferentes colores; este personaje representa a los espíritus que protegen y velan para que la recolección de productos sea abundante, por eso su máscara casi transparente, confeccionada en malla milimétrica.
El Ch’uta baila desde Navidad y pasa hasta la Semana Santa y la fiesta del Espíritu Santo, en Mayo, por que es un mismo tiempo dentro del calendario agrícola.
Su indumentaria se remonta a la época del pongueaje, cuando los hacendados mandaban a su servidumbre a la ciudad, para comercializar sus productos, éstos se instalaron en los mercados populares circundantes a la “hoyada”, en la zona del Cementerio y aledañas y rápidamente su vestimenta fue adaptada para el baile, de los pantalones de bayeta de tierra a otros más coloridos tipo colán, al igual que su chaleco, desaparecieron las “abarcas”, pero se mantuvo su tradicional “ll’uchu”.
En la actualidad importantes Comparsas de Ch’utas se organizan para el Carnaval, fiesta que hoy en día se constituye en una importante actividad comercial, principalmente para los artesanos bordadores.
Empero el Ch’uta no nació “cholero” mote impuesto por don Héctor Quisbert, de Bordados “El Chasqui” exclusivamente para su Comparsa. La danza del Ch´uta más bien, tal vez sea una de las pocas, —sino la única— que se baila en pareja; aunque sí es un poco galán cuando se trata de buscar pareja; galán consumado, se las ingenia para ir tras las más jovencitas, cantándoles en aymara dulces versos al oído, con esa característica voz fingida, que la usa para ocultar su picardía.
Esta Domingo de Tentación estarán participando en la zona del Cementerio General, a partir de las diez de la mañana miles y miles de Ch´utas, en el entierro del Pepino, —su compinche— en un cortejo fúnebre, a manera de chanza, que significa que de a poco se nos va el Carnaval. Un Carnaval que se ha reconstruido gracias al esfuerzo de la iniciativa ciudadana, impulsado por la Asociación de Comparsas del Carnaval Paceño, que invita a la ciudadanía a divertirse sin excesos y a la vez revalorizar lo nuestro.
Vivamos nuestra fiesta del “Anata Paceño 2010” cada vez con más tradición y más identidad.
* Javier Escalier Orihuela es Presidente de la Asociación de Comparsas del Carnaval Paceño
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