Erick Ortega / Oruro.- Lucero le declaró su amor eterno a Edson, en medio de un cerrado aplauso. Ella no paró de reír y él se mostró bastante tímido y bajaba la cabeza ante cada frase del “juez” Cleto Alarcón Cuentas. Al final ambos se fueron del “Registro Civil” tomados de la mano… En una jornada, se anotaron más de 50 casamientos en el Minicalvario 2010, de Oruro.
Por noveno año consecutivo, coincidiendo con el día de la Virgen de la Candelaria —patrona del Carnaval de Oruro—, la Capital del Folklore vivió ayer esta fiesta tradicional recuperada de inicios del siglo XX.
El stand del Registro Civil fue uno de los más visitados, pero quienes no querían unir lazos conyugales podían disfrutar de los platos típicos nacionales, bebidas, raspadillos, helados de canela, apis, anticuchos, tortas, masitas… todo en miniatura.
La única condición para comprar cualquier comida o artesanía era pagar con billetes del Banco del Minicalvario; la Alcaldía orureña desplegó sus casetas para que los visitantes canjeen sus billetes de verdad por los de la festividad.
La actividad fue la antepenúltima de la programación oficial del Carnaval orureño 2010, antes de la Entrada de Peregrinación a la Virgen del Socavón, del sábado 13. Este 6 de febrero se cumplirá el Festival Nacional de Bandas, y el domingo 7, el Último Convite de cara a la fiesta patrimonial.
“A la gente le gusta venir a comprar, comer y disfrutar con sus familiares”, explicó Miguel Ángel Flores, quien vendía comida y chicha cochabambina. Desde media mañana hasta las 16.00, cientos de visitantes devoraron platos paceños o piquemachos que eran servidos en platillos pequeños y acompañados de “minijuguitos”.
Pero no sólo hubo comida y bebida en miniatura, los visitantes se deleitaron también con juegos de suerte sin blanca y futbolines. Varios artesanos ofrecieron pequeños trajes de danzas típicas orureñas que expusieron en amplios mesones. “Es un día de diablos”, comentó jocoso un vendedor que se negó a dar su nombre. Al igual que en la Feria de Alasita de La Paz, también se vendieron periódicos pequeños con noticias irreverentes.
Pero ningún puesto fue tan visitado como el “Registro Civil”. A gritos, y con muchas bromas, Cleto Alarcón reunía a una multitud de parejas —la mayoría jóvenes— y por 10 bolivianos (o su equivalente en billetes del Minicalvario) les ayudaba a “formalizar y hacer público su amor…”, tal y como les pasó a Edson y Lucero, quienes se dieron un beso en medio de la multitud y luego abandonaron apresurados el exitoso Minicalvario.
El evento carnavalero se caracterizó por los objetos en miniatura.
Origen y detalles de la tradición
“No tiene nada que ver con la Alasita de La Paz. Es una tradición que se inició en poblados orureños en el siglo XVIII y se cumplió en la ciudad hasta la década del 20 del siglo pasado”.
Fabrizio Cazorla, oficial Mayor de Cultura de la Alcaldía de Oruro, explica así el origen del Minicalvario, una fiesta de miniaturas que se celebró ayer en la avenida Cívica de esa capital, por noveno año consecutivo, tras un proceso de recuperación de costumbres ligadas al Carnaval, impulsado por su oficina.
“En honor a la Virgen de la Candelaria —cuya fiesta celebraban los españoles y criollos cada 2 de febrero—, los originarios, y poco a poco los mestizos, empezaron a fines del siglo XVIII una tradición de intercambio de cerámicas en miniatura por otros objetos —por lo general comestibles— también en menor cantidad”.
Este Minicalvario reanudado ayer invitó a la población orureña a disfrutar de comidas y bebidas sin alcohol, a participar en juegos y a comprar artesanías, a cambio de una moneda única, “los billetes del Minicalvario”, que la comuna canjeó en tres puestos a razón de 10 pesos por un boliviano. Un anticuchito se ofrecía ayer a 35 pesos (3,50 bolivianos) y un minifricasé a 40 (cuatro bolivianos).
Cazorla informó que su despacho también propició la reedición —en miniatura— de un número del periódico orureño Noticias, publicado el 10 de febrero de 1949. “El sentido de esta celebración —dijo— es empezar a imbuir a la gente la alegría y el espíritu lúdico típicos del carnaval que ya está a la vuelta de la esquina”.
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