Tal como estaba previsto, ayer se llevó a cabo la ceremonia en homenaje a los cien años del Pepino. El espectáculo inició con la presentación del conjunto Música de Maestros, que empezó la fiesta con la tradicional pieza No son tus ojos, para luego dar paso a la entrada de varias personas disfrazadas de pepinos, repartiendo alegría y color en el centro paceño.
Los músicos se vistieron con trajes de pepino con los colores de la bandera de La Paz. Llamó la atención la presencia de un niño disfrazado de pepino, pues este personaje está relacionado con una picardía adulta y, así como el ch’uta, por “robarse corazones” con sus dueñas incluidas. Concluida la participación del grupo, se pasó a la ceremonia oficial. La investigadora Katerine Aparicio brindó unas palabras acerca de este personaje, resaltó su personalidad efusiva y esa particularidad de sólo aparecer en las carnestolendas para luego “volver a la tumba”.
Asimismo, La Prensa conversó con el historiador Remberto Ramos, allí presente, quien estudia las imágenes del estudio Foto Cordero, las cuales son el único registro que se posee de los inicios de este personaje del Carnaval paceño.
Ramos comentó que el pepino, más allá de cumplir cien años, es una transposición del Pierrot francés, que hizo su aparición en la ciudad de La Paz en 1908, en fiestas privadas para transformarse con el paso de los años en ese personaje dicharachero, inquieto que nunca muestra el rostro y anda armado con el matasuegra, es decir, el pepino como es conocido hoy.
Ramos también dirigió unas palabras al público presente y subrayó la importancia del Pepino en la fiesta paceña, antes de que comenzara el anunciado espectáculo de Los Olvidados, quienes deleitaron y hicieron bailar al público con sus disfraces, su estilo de antaño y la picardía de sus letras.
Al finalizar se anunció que hoy por la mañana se oficiará el tradicional entierro del Pepino, junto con la entrada de los ch’utas choleros que partirá de la zona del Tejar, pasando por la Garita de Lima para culminar su recorrido en la plaza Murillo.
Los músicos se vistieron con trajes de pepino con los colores de la bandera de La Paz. Llamó la atención la presencia de un niño disfrazado de pepino, pues este personaje está relacionado con una picardía adulta y, así como el ch’uta, por “robarse corazones” con sus dueñas incluidas. Concluida la participación del grupo, se pasó a la ceremonia oficial. La investigadora Katerine Aparicio brindó unas palabras acerca de este personaje, resaltó su personalidad efusiva y esa particularidad de sólo aparecer en las carnestolendas para luego “volver a la tumba”.
Asimismo, La Prensa conversó con el historiador Remberto Ramos, allí presente, quien estudia las imágenes del estudio Foto Cordero, las cuales son el único registro que se posee de los inicios de este personaje del Carnaval paceño.
Ramos comentó que el pepino, más allá de cumplir cien años, es una transposición del Pierrot francés, que hizo su aparición en la ciudad de La Paz en 1908, en fiestas privadas para transformarse con el paso de los años en ese personaje dicharachero, inquieto que nunca muestra el rostro y anda armado con el matasuegra, es decir, el pepino como es conocido hoy.
Ramos también dirigió unas palabras al público presente y subrayó la importancia del Pepino en la fiesta paceña, antes de que comenzara el anunciado espectáculo de Los Olvidados, quienes deleitaron y hicieron bailar al público con sus disfraces, su estilo de antaño y la picardía de sus letras.
Al finalizar se anunció que hoy por la mañana se oficiará el tradicional entierro del Pepino, junto con la entrada de los ch’utas choleros que partirá de la zona del Tejar, pasando por la Garita de Lima para culminar su recorrido en la plaza Murillo.
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