Durante más de cuatro horas, el centro paceño desbordó de alegría, colorido y baile por el Corso Infantil al que asistieron cientos de niños disfrazados. Sin embargo, la celebración se vio opacada por el desorden provocado por el número de participantes asistentes, alrededor de 30.000 personas, entre niños y mayores.
El inicio del Corso estaba programada para las 09.30, sin embargo, comenzó 45 minutos después. “La Policía no quería cerrar las vías debido al poco número de personas que se concentraron en el lugar. Sin embargo, a medida que fue pasando el tiempo, la población se animó recién a salir”, explicó el director de Patrimonio Intangible y Promoción Cultural del municipio, Andrés Zárate.
Los niños que ganaron los concursos del Mejor Pepino, Ch’utita y Cholita 2010, en compañía del Comité Impulsor del Carnaval 2010, fueron los que iniciaron la fiesta, todos a la cabeza del oficial mayor de Culturas, Wálter Gómez.
Cerca del mediodía, El Prado paceño fue tomado por grupos de abejitas, diablitos, pepinitos, payasitos, ratoncitos, cavernícolas, cholitas, ch’utas y varios otros personajes. El disfraz revelación de este año fue el de Spartacus y de Stephany, que son personajes de la conocida serie infantil Lacy Town.
“Hubo una gran participación ciudadana y queremos destacar el buen comportamiento y la organización de algunos grupos de padres de familia que trajeron a sus niños”, dijo Gómez a La Prensa.
Una de las cholitas ganadora del Corso Infantil 2010, Valeria Valda, destacó “la originalidad en los disfraces y la alegría con la que los niños participaron.
Hubo grupos de pequeños que hicieron sus disfraces con temáticas medioambientales y se presentaron en formas de flores, árboles y animales. En cambio, las comparsas de ch’utitas y cholitas hicieron gala de coloridos vestuarios y una coreografía original. En total fueron 300 policías, alrededor de 100 guardias municipales, 100 funcionarios de la Alcaldía, 80 cebras y 40 voluntarios de la Cruz Roja Boliviana los que estuvieron a cargo de la seguridad en esta fiesta infantil.
Cerca de las 13.00, el centro colapsó. “Lamentablemente por las acciones de algunas personas mayores ya no pudimos controlar el paso de los participantes por el palco, y ante el desorden tuvimos (las cebras) que irnos porque no se podía hacer más”, declaró la coordinadora, Katia Salazar.
“El desorden no es por el personal, sino que este año se ha rebasado el número de personas participantes, pero al margen de ese tema, no se presentaron problemas mayores”, informó Zárate.
La Alcaldía recogió a 15 niños extraviados, pero gracias a que se hizo un llamado a los padres a través de los parlantes, todos volvieron con sus familiares.
“Hay que destacar que pese a estos inconvenientes, la fiesta fue realmente exitosa y divertida para los niños”.
Según la Alcaldía, 30.000 personas participaron en el Corso Infantil.
La espuma se impone al agua
El uso de globos de agua y chisguetes fue relegado por el juego con espuma durante el Corso Infantil, según pudo evidenciar La Prensa. El hecho, fue aplaudido por el oficial mayor de Culturas, Wálter Gómez, ya que desde la Alcaldía se inició una campaña para evitar el juego con agua.
“Es cierto que todavía hay gente que juega con agua, pero nosotros sabemos que el cambio va a ser gradual. Lo bueno es que la gente ha escuchado el mensaje”, manifestó. Las cebras trabajaron toda la jornada para concienciar a la gente sobre el juego con agua, repartiendo afiches y dando información. En algunos puntos se confiscaron globos a quienes querían venderlos.
Los ojos, los más afectados
Debido al excesivo juego con espuma dirigida hacia los ojos y la cara, la Cruz Roja Boliviana atendió a varios niños que sufrieron de irritación.
“Hemos atendido a algunas personas que tenían algún cólico o infección, otras que tenían pequeñas contusiones y heridas pequeñas. Lo que más se registró fueron de 10 a 15 casos de irritación de ojos producto del juego con espuma, pero ningún hecho gravedad”, explicó Marco Antonio Mencias, jefe de la Unidad de Socorro y Desastres de la Cruz Roja Boliviana.
En ese contexto, el representante llamó a la población, para que utilice las espumas con moderación o en su defecto compre protectores de ojos.
Padres, atrasados e impacientes
Luego de las 13.00 , el desorden provocado por los padres de familia que llegaron con retraso al Corso Infantil provocó malestar entre quienes observaban en los costados la fiesta de los pequeños.
“Arriba es un caos, todos están empujando, incluso hay niños que están llorando”, se quejó una mamá que preparaba su “huida” de la concentración. Sin embargo, una vez que se permitió a todos los participantes ingresar sin que sean dividos en bloques, la situación volvió a la calma.
“Lastimosamente, algunos padres se olvidaron que la fiesta es de los niños y no los prepararon a tiempo”, dijo Katia Salazar, encargada de las cebras.
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