14 de febrero de 2010

Oruro vibró con su diablada

La Razon


“Mirando cómo bailan estos diablos, ¿quién puede dudar que la Diablada es boliviana?”. Ángel Blanco (37 años) admira desde su traje de oso a sus compañeros de la Diablada Auténtica, la primera de las 52 fraternidades folklóricas que ayer reafirmaron las razones que le han dado al Carnaval de Oruro el título del Patrimonio Oral de la Humanidad.

Este año, la Diablada fue la danza más aplaudida debido al debate que, hace unos meses, generó la participación de la representante peruana con un traje de diablo en el Miss Universo. “La diablada es patrimonio de Oruro y de toda Bolivia; el mundo hoy puede verlo”, declaró ayer la ministra de Cultura, Zulma Yugar, vestida con traje de diablo, mientras bailaba como figura de la Fraternidad La Diablada.

“Uno necesita buen estado físico y mucha devoción a la Virgencita del Socavón... Yo sólo tengo lo segundo, por eso bailo de oso desde hace dos años y voy a llegar a 5”. Ángel Blanco bromea ahora que ha terminado el trayecto de la Entrada y ha reafirmado ante la Patrona su promesa de danzar por otros tres años.

La jornada de ayer para él y sus fraternos de la Diablada Auténtica comenzó en la madrugada. A las 6.00, estaba con el traje puesto en el punto de partida. A esa hora, ya decenas de “salones de belleza ambulantes” se habían instalado en carpas para ofrecer todos los servicios: desde el trenzado de pelo hasta maquillaje.

A las 7.00 comenzó la entrada encabezada por la procesión de una réplica de la Virgen del Socavón. Se esperaba que pasado el mediodía entre otra imagen, ésta tridimensional y de dos metros, pero ello no ocurrió.

Los diablos de la Auténtica anunciaron su partida con petardos y humos de colores. A continuación, ingresaron los Incas Hijos del Sol. “Éste es un conjunto folklórico antiguo, tiene 106 años de vida”, explica el orureño Sebastián Villalpando, quien baila 18 de sus 54 años. “En este bloque, todos somos mayorcitos; pero hay hartos jóvenes que continúan la tradición por devoción a nuestra Mama Candicha”.

El paso marcial de los morenos anuncia la llegada de la fraternidad Zona Norte, que se luce con el escudo nacional bordado en las mantas de las cholitas.

“La emoción es indescriptible. Yo bailo con la Morenada hace 16 años y lo más lindo es llegar donde la Virgencita y arrodillarse a sus pies, cuando se ha cumplido la promesa”, cuenta emocionada Kathy Ríos (62).

Como ella, miles de devotos cumplieron durante todo el día el ritual de pasar de rodillas ante la imagen de la Virgen después de bailar durante kilómetros. “Los fraternos, en general, están demostrando mucha fe; todos llegan a la capilla con el respeto que merece este lugar santo”, evaluó a mediodía el sacerdote Juan Chávez, uno de los custodios de la iglesia del Socavón.

Puntos de vista

“La Virgen nos da fortaleza”
JUAN CARLOS FUENTES
Fraternidad, Negritos del Pagador

“Comencé a bailar con los Negritos del Pagador hace ocho años. Los primeros tres años fue para cumplir la promesa que le hice a la Mamita del Socavón (la Virgen de la Candelaria) pero los siguientes años fue por devoción pura.  No es fácil, tienes que agacharte hasta el suelo, se necesita un buen estado físico. Ahora tengo 42 años y no me importa hacer sacrificios por mi fe; es un reto permanente. La Virgencita siempre está para darnos la fortaleza que nos hace falta”.

“No pensé ver tanta diversidad”
MICHELLE DAIGLE
Turista canadiense

“Sólo tenía tres semanas de vacación y decidí venir a Bolivia. Pensé recorrer la mayor parte del país y poder llegar hasta el oriente. Pero como me hablaron tan bien del Carnaval de Oruro me quedé en el occidente. Lo que más me llamó la atención del Carnaval fue el colorido de los trajes, no pensé que pudiera haber tanta diversidad en tonos, formas o ritmos. Pero no estoy tan acostumbrada al ruido que producen las bandas o al juego con agua y veo que es muy habitual en este país”.

“Hay que cumplir con la promesa”
EDSON ZEBALLOS
Fraterno de la Diablada Auténtica

“Los diablos de tropa llegamos cada año hasta el Socavón brincando bajo la máscaras y pagando nuestros pecados. A veces, lloramos a sus pies de la Virgen. Si hemos hecho algo malo durante el año, el dolor aumenta, las rodillas quieren reventar en cada salto. Cuando estamos en la iglesia apenas podemos postrarnos en el altar después del baile. La Candicha nos cuida pero, nosotros tenemos que pagar lo que hacemos, y cumplir con la promesa es nuestra obligación por eso bailamos”.

A mediodía, las calles adyacentes a la plaza 10 de Febrero rebalsaban de gente, distribuida en graderías y sillas. Los precios de los “asientos” oscilaban entre 50 bolivianos y 50 dólares. Las batallas de agua entre el público, propiciadas por el radiante sol que acompañó toda la jornada, fueron un espectáculo aparte, sazonado por olores de una variada oferta gastronómica.

Este año, el presidente Evo Morales no acudió a la Entrada. El palco oficial recibió a un alegre vicepresidente Álvaro García Linera, quien resaltó el valor del Carnaval de Oruro. “Éste es un patrimonio de los bolivianos, de los latinoamericanos y podría decirse del mundo”, declaró. Durante las siguientes horas, el Vicepresidente tocó el bombo con una banda y danzó en repetidas oportunidades. “Voy a bailar con toda china morena que se me aparezca”, había advertido a su llegada.

Durante las siguientes horas, hicieron su paso por las calles de Oruro, 52 conjuntos folklóricos: llameradas, caporales, kullawadas, potolos, t’inkus se fundieron con las danzas pesadas de la Diablada y la Morenada.

Este año, por primera vez, la chacarera y saya fueron parte de la fiesta. La fraternidad Chacarera Salamanca y la representación de la Saya Afroboliviana cerraron la Entrada, la madrugada de hoy.

Cuando los últimos grupos presentaban sus saludos ante la Virgencita del Socavón, empezaba el tronar de bandas en El Alba, el madrugador encuentro de músicos, fraternos y bailarines.

“¿Quién puede dudar que la Diablada es boliviana?”, repite Ángel Blanco mientras alista el traje de oso de la Auténtica que hoy volverá a vestir en el corso.





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