El rojo, amarillo y verde de la bandera boliviana se mimetizó en la vestimenta o adornos de los casi 30 mil bailarines que mostraron ayer el folklore nacional en su esplendor durante la popular fiesta religiosa del Jesús del Gran Poder.
La morenada, diablada, el caporal y las otras 13 danzas del Gran Poder son bolivianas. Ese fue el mensaje que, en rojo, amarillo y verde, se evidenció en los trajes de llameros, las monteras de los thinkus, las cintas de las matracas y también en los botones que lucieron orgullosos los bailarines. Este año, la Fiesta Mayor de los Andes fue registrada íntegramente, en miras a su postulación ante la Unesco como Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad
A las 7.00, las fraternidades iniciaron su recorrido desde la plaza Garita de Lima (sector norte de la ciudad de La Paz) para ingresar al centro de la sede de gobierno y culminar en predios del parque Roosevelt. En los casi seis kilómetros de recorrido, los devotos del Señor del Gran Poder mostraron agilidad y destreza que sólo fueron igualadas por los malabarismos que realizaban los vendedores para llegar al público, repartido en altas graderías.
En la Ciudad. Por primera vez en la historia de la entrada del Gran Poder, el alcalde saliente, Juan del Granado, y el entrante, Luis Revilla, fueron parte de la comitiva de inauguración del evento folklórico. En contraste, ninguna de las autoridades de gobierno llegó al palco oficial, lo que no sucedió el 2009. En esa ocasión, el presidente Morales asistió a la entrada y bailó con los fraternos.
Haciendo gala de coreografías originales y novedosas, las fraternidades se esmeraron ante el jurado que decidirá a la ganadora de este año. Tras el desfile de la comitiva oficial, los ritmos autóctonos de la moseñada Porvenir Aymara abrieron la fiesta, seguidos por la Kullawada X del Gran Poder y la Morenada Achacachi. A su turno, la Morenada Artística Trinidad del Gran Poder se robó aplausos con dos personajes de la lucha libre en sus filas: Wálter Tataque Quisbert y Cresencio Choque, El pequeño Chuki.
Las distintas danzas no cesaron su paso bajo el estricto control del personal de la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder, presto a sancionar cualquier atraso de los bailarines. Hasta pasada la medianoche, 59 agrupaciones habían demostrado fe y habilidad en la fiesta.
La seguridad de los espectadores y bailarines estuvo a cargo de los 1.500 efectivos de la Policía. La Guardia Municipal se encargó de controlar la venta excesiva de bebidas alcohólicas, decomisando botellas a jóvenes, especialmente.
Los voluntarios de la Unidad de Bomberos desplegaron 30 personas a lo largo de la entrada, equipados con un botiquín de primeros auxilios y camilla. Alejandro Portugal, uno de los voluntarios, indicó que hasta el mediodía atendieron a una persona que padecía diabetes y fue trasladada a la ambulancia para evitar riesgos.
No faltó comida. Los comerciantes ofrecieron pollos a la broster, hamburguesas, charkekán y otros platos de la culinaria boliviana al público, que pagó entre 15 y 70 bolivianos por un puesto en el recorrido.
La tarea para ser patrimonio
El oficial mayor de Culturas de la Alcaldía de La Paz, Wálter Gómez, informó que su despacho está acompañando en la recopilación de datos de la fiesta del Gran Poder para que sea declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Especificó que se está coordinando con el Ministerio de Culturas para lograr este objetivo, luego de que la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder presente las carpetas de todas las danzas.
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