El jueves pasado, en París, como parte de la “Semana cultural Bolivia, la voz de la diversidad”, tuvo lugar en la Unesco el concierto denominado Músicas y danzas del majestuoso Carnaval de Oruro, donde danzaron diablos, wacatoqoris y macheteros.
Junto al grupo Ruphay, que fue el homenajeado principal, participaron músicos y danzarines de Bolivia y Francia, reunidos en torno a la cultura y la diversidad bolivianas.
Música y danza
El espectáculo estuvo dividido en dos partes, la primera fue un homenaje al ya legendario grupo Ruphay, creado en 1968 por el poeta y compositor Mario Gutiérrez, a quien se debe entre otras la célebre canción del “Jacha Uru”.
Música y danza
El espectáculo estuvo dividido en dos partes, la primera fue un homenaje al ya legendario grupo Ruphay, creado en 1968 por el poeta y compositor Mario Gutiérrez, a quien se debe entre otras la célebre canción del “Jacha Uru”.
La segunda parte estuvo dedicada a las danzas típicas del Carnaval de Oruro, que recientemente fue declarado Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco.
Danzas tradicionales como la tarqueada, pujllay, waca toqoris, chutas y caporales fueron puestas en escena por jóvenes danzarines, tanto bolivianos y como franceses, integrantes de las asociaciones Quipus de Bolivia, Wayra, Nueva Generación y Bolivia sin Fronteras que asimilaron a socios franceses que solicitaron su ingreso debido al entusiasmo y la atención que concita la cultura boliviana entre jóvenes de ese país.
Las danzas de la región oriental como el potpurrí oriental o los macheteros estuvieron a cargo de la asociación Jenecherú.
Cerró la jornada la danza de la diablada, que fue interpretada por los integrantes de todas las asociaciones.
A pesar de la dificultad para conseguir los trajes y disponer de los adornos y accesorios necesarios, el atuendo de los danzarines resaltó por su colorido y fidelidad con el original.
La música fue ejecutada por los grupos Ruphay, Pukawara, Machaqa y la recientemente creada Banda Bolivia, dirigida por Guillermo Contreras.Las asociaciones bolivianas, diseminadas por todo el territorio francés, organizadas por residentes bolivianos y ciudadanos franceses amantes de la cultura boliviana, se encargan desde hace varias décadas de hacer conocer la música, las danzas, la gastronomía y la artesanía nacional.
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