Los grandes topos (adornos de la manta), los aretes, ramilletes en los sombreros borsalinos y la hilera de anillos en los dedos, todos elaborados en oro, que lucen las mujeres de las morenadas, requieren de una inversión extra para evitar los robos. Por ello, este año abundaron los camuflados agentes de seguridad privada.
Fátima Vidaurre, bailarina de la fraternidad Comercial Eloy Salmón, además de las tradicionales joyas lució tobilleras de oro. La morena valuó sus ornamentos en más de $us 20.000. “Ese monto sólo es de las joyas, otro monto es por la ropa. Por eso mi esposo contrató a la seguridad privada y ése es otro costo”, comentó.
Vestido de negro y con un laque (bastón de madera) como única arma, Marco Chambi fue contratado por cinco bailarinas de la morenada Artística Trinidad del Gran Poder para resguardar sus objetos de valor mientras danzan.
Las joyas que lucen las mujeres de las morenadas oscilan entre los $us 5.000 y $us 20.000, por persona. En algunos casos no son de propiedad de ellas, sino que se fletan; por ello es que requieren seguridad privada. “Me contrataron por dos días y no puedo dejarlas ni un minuto”, comentó Chambi.
En el parque Roosevelt, lugar donde las fraternidades se desconcentraron, lo primero que hicieron ayer las bailarinas que no contrataron seguridad fue sacarse todas las joyas y esconderlas en su propio cuerpo. Otras entregaron sus prendas a sus familiares antes de continuar con la fiesta.
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