Más de 30.000 personas inundaron hoy las calles de La Paz y mostraron el folclore boliviano en todo su esplendor, en la popular fiesta religiosa del Jesús del Gran Poder, en la que los bailarines danzan en devoción a la deidad.
Cerca de 60 fraternidades bailaron por un recorrido de más de seis kilómetros, en el que se calcula que habrá más de 350.000 espectadores durante las 15 horas que durará.
Desde primera hora de la mañana, los danzarines expusieron nuevas coreografías y trajes en sus bailes, que terminarán en las primeras horas del domingo.
La fiesta tiene su origen en un populoso barrio paceño donde hace varias décadas apareció una pintura de Jesús con los brazos abiertos y tres rostros.
Según la tradición, hay que dedicar bailes al Jesús del Gran Poder durante tres años seguidos para que cumplan los deseos.
El momento cumbre es cuando pasan por delante del palco de honor instalado en la histórica plaza de San Francisco, ya que un jurado tendrá que determinar cuál es la fraternidad que este año ganará el concurso del Gran Poder, otorgándole prestigio y el primer puesto en el orden de desfile en 2011.
La "danza pesada" del Gran Poder es la morenada. Un total de 14 grupos de mujeres con polleras de vivos colores y hombres con trajes que pueden llegar a pesar más de cinco quilos, armados con ruidosas matracas, recuerdan con su baile la llegada de esclavos negros a las minas de Potosí y a las plantaciones de coca de La Paz.
Uno de los veteranos "morenos" es Eugenio Velásquez, paceño sesentón que lleva más de media vida desfilando por el Gran Poder pero que se mueve como si fuera adolescente.
Velásquez, que encabezó una de las primeras comparsas de la mañana, dijo a EFE que esta festividad tiene "un algo difícil de explicar".
"Mi deseo es morir bailando en el Gran Poder", aseguró.
Otra de las danzas más concurridas es el caporal, que representa a los capataces de haciendas donde se trabajaba con un sistema de explotación y esclavitud.
Entre las más vistosas destacan la diablada y el tinku.
La primera escenifica la lucha entre el bien y el mal, encarnados por el arcángel San Miguel y Lucifer, y que siembra humo y fuego por donde pasa.
Una de las jóvenes ángeles que escudan al arcángel de la fraternidad Internacional Illimani es Carolina Colque, que debuta este año en el Gran Poder a sus 10 años.
Colque dijo a EFE que "ilusión" es la palabra para definir la fiesta, y prometió bailar en el Gran Poder muchos años más, si bien reconoció que, con el paso del tiempo quizá tendrá que cambiar de danza, dejando el movimiento rítmico de la diablada por una danza más pausada como la morenada.
El tinku es uno de los bailes más vistosos. Sus enérgicos movimientos, inspirados en un baile guerrero que escenifica un combate cuerpo a cuerpo practicado en el norte del departamento de Potosí, "recluta" muchos jóvenes de la ciudad, y hasta se puede encontrar a extranjeros que se animan a participar de la fiesta.
EFE
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