Ese sonido particular que tiene el trac, trac, trac de las matracas de morenadas que retumbaron ayer las calles de La Paz guiaron los pasos de los morenos y el coqueteo de las mujeres, que hicieron gala de la coreografía de cada fraternidad en el recorrido de la Entrada del Señor Jesús del Gran Poder.
La matraca es un elemento indispensable en el vestuario de la morenada, además le da un toque especial a la danza, porque con este instrumento se convoca al movimiento de las caderas. Los hay en diferentes diseños, pues cada año, los artesanos que la fabrican van innovando. Este año: camiones, corazones, peluches y botellas de tragos fueron la atracción.
Sin embargo, no sólo se deleita de las matracas, sino de las 60 fraternidades que componen más de 30.000 devotos, que contagian alegría a los espectadores de la festividad.
Kullawada, diablada, tinku, pujllay, calcheños, negritos, saya, caporales, moseñada, tarqueada, tobas, suri sicuri, waca waca y demás danzas tienen su encanto.
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