Más de 2.000 parejas de promesantes chunchos bailaron por toda la ciudad con devoción y ritmo, esta procesión comenzó a las 9:00; además acompañaron la misma cañeros, alféreces, tamborilleros y devotos.
La procesión salió de la Iglesia de San Roque por la calle Gral Trigo, los promesantes acompañaron la imagen de San Roque hasta la Iglesia Catedral, los chunchos pasaron por la plaza Luis de Fuentes y de ahí se dirigieron a la Iglesia San Francisco por la calle La Madrid. Los bailarines subieron por la calle Suipacha hasta la Bolívar. Los promesantes descansaron en el Hotel América donde los propietarios de este lugar prepararon el almuerzo para ellos, siendo ésta una promesa hecha por los dueños del hotel al Santo. Al salir del hotel los chunchos se dirigieron a la capilla del Hospital Regional San Juan de Dios.
Terminado el descanso de los chunchos, se continuó con la peregrinación por la avenida Potosí, luego subieron la calle Cochabamba, en la que se hicieron varias estaciones, donde los vecinos hacían descansar al Santo y le mostraban su devoción. Los bailarines subieron hasta la calle Campero donde efectuaron un giro para hacer el último tramo hacia la Iglesia de San Roque.
Los primeros chunchos llegaron a la plaza Campero a las 18:30.
Una vez dentro del Santuario los promesantes formaron para esperar al Santo, al que le rindieron homenajes con cantos, danzas, agradecimientos y renovaron sus promesas.
Niños promesantes
El niño Alexis Rodríguez de 2 años con su traje de chuncho acompañó a lo largo de la procesión al Santo, el mismo que bailó acompañado de su madre Miriam Chávez, quien dijo que los demás integrantes de su familia también son promesantes chunchos.
Ricardo Leonel Leaño de 3 años baila por promesa de su madre Ángela Choque, “le comenté de la vida del Santo, le digo que baile con mucha fe, además mi niño es enfermito”, comentó la madre.
Víctor Ezequiel Baldiviezo de 6 años acompaña al santo tocando su tambor, el es acompañado por su padre José Baldiviezo y su tío Pablo Baldiviezo, los mismo que son promesantes chunchos desde niños. Ezequiel toca desde los 4 años.
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