Las manos de hábiles artesanos dan forma a las botas que utilizarán las chinas supay, diablesas y otras figuras de las tradicionales y emblemáticas diabladas del Carnaval de Oruro, llegando a producir hasta cinco pares por día
Cada año se aplican nuevos diseños, estamos innovando creaciones y ponemos el mayor esfuerzo, dedicación y esmero para aportar a la realización de la “Entrada” del Sábado de Carnaval y el Corso de Domingo, para que las bailarinas luzcan hermosos calzados producidos por artesanos orureños con el sello “Made in Oruro”, dice el fabricante Guillermo Paravicini Rodríguez.
Su trabajo es laborioso y tiene la capacidad producir entre cuatro y cinco pares de botas por día, para cubrir la demanda de las integrantes de diferentes conjuntos, como la Diablada Urus, Tradicional Auténtica La Diablada de Oruro, Ferroviaria y Fraternidad Artística y Cultura La Diablada, así como para otros grupos de caporales, morenadas y de otras danzas arraigadas en el Carnaval.
Paravicini está especializado en modelaje o diseño de botas y calzados de todo tipo, forma, calidad y color, apareado que se refiere a la unión de las piezas y es experto solador para el armado de la propia estructura de la horma y el calzado.
El diseño es siempre renovado, los detalles hacen que las botas se ven más atractivas y ahora por ejemplo para un bloque de diablesas de la Diablada Urus estamos utilizando cuero de color celeste y dorado por ser un pedido exclusivo, explica Paravicini quien cuenta con más de 30 años de experiencia en este oficio.
Recuerda que trabajó en zapaterías famosas de Oruro, la última fue “La Rápida”, en su buena época y luego viajó a la Argentina, para trabajar en Buenos Aires, donde ejerció el mismo oficio de artesano zapatero y maravillo a los “gauchos” con sus creaciones.
La experiencia me permite avanzar a paso firme con mi trabajo, tengo gente que me colabora y estoy contento, porque soy útil aportando al Carnaval de Oruro, que es la fiesta mayor de todos los orureños y de los bolivianos, que maravilla por su riqueza cultural, social y su folclore a los ciudadanos de todo el mundo, dice Paravicini.
Su taller artesanal está ubicado en una zona Noroeste de la ciudad y hasta allí acuden los danzarines de distintas agrupaciones folclóricas que “por recomendación” de sus compañeros de conjunto quieren estrenar una linda bota de cuero y a medida en el próximo Carnaval.
Los números más requeridos son de la horma 35, 36, 37 y 38, aunque este año se fabrica alguno de número 39 y en otra oportunidad, en años pasados llegamos hasta 40, cuando una bailarina que llegaba de Santa Cruz, me pidió esa talla, dijo.
El costo de las botas varia entre 160, 180 y hasta 320 bolivianos, de acuerdo a la calidad del material, el diseño y además se fabrican algunas de cuero de llama que tienen una duración garantizada por un mínimo de cinco años, señala Guillermo Paravicini, quien es uno de los boteros más requerido para calzar a quienes participan en el carnaval.
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