13 de febrero de 2011

La alegría del Carnaval paceño está asegurada por sus soberanos


Ganadores: Una caquiavireña es la Chola paceña, un comerciante es el Pepino y un comunicador social es el Ch’uta 2011.

El Carnaval paceño 2011 ya cuenta con sus representantes. Se trata de Mariel Garay, de la comparsa Ch’utas Alegres de Caquiaviri; Raúl Valda, de los Maquineros de la Eloy Salmón, y Guery Pozo, de los Ch´utas choleros. Ellos son la Chola, el Pepino y el Ch’uta de las carnestolendas de La Paz, respectivamente.

La séptima versión del evento tuvo lugar la noche del viernes en el salón Majestad de la zona Garita de Lima. Los ganadores se impusieron a cerca de 70 postulantes de 25 comparsas.

Mariel, de 25 años, es oriunda de la población de Caquiaviri, lo que la llena de orgullo. “Después de participar en tres ocasiones del concurso, esta es la primera vez que ganamos. Me siento orgullosa de representar a mi pueblo, cuna de los ch’utas”.

Soltera, licenciada en Administración de Empresas, Mariel trabaja en el negocio de su padre, que elabora botellas pet. En el pasado, según cuenta, fue primera soprano de un coro universitario.

La joven disfruta de su flamente título. En su criterio, su alegría, carisma y habilidad para bailar le sumaron puntos para hacerse con la banda de la Chola del Carnaval Paceño 2011.

Su “parada” (el traje que vistió durante el concurso) le costó alrededor de 8.000 bolivianos. Ésta incluía una chaquetilla azul bordada con canutillos, una pollera azul, seis enaguas y varias joyas con diseños de pavo real. “Mi chaquetilla la hizo mi tío Ramiro Irpa, le costó casi medio año trabajarla”.

El Pepino 2011, Raúl Valda, de 29 años, es contador y comerciante de “línea blanca” en la zona Eloy Salmón. Su traje costó cerca de 1.200 bolivianos. “Fue financiado por Robinson Luna, pasante de la comparsa Maquineros de la Eloy Salmón”.

Este simpático personaje cuenta que los falsetes y el estilo de su baile convencieron al jurado, que se decantó por él. “El falsete (voz fingida y picaresca) lo practiqué toda una semana y cuando llegó la fecha del concurso ensayé todo el día”.

A diferencia de Raúl, Guery Pozo, el Ch’uta 2011, dice que desde niño conoce la manera de hacer falsetes, lo que le favoreció para ser elegido por su comparsa ante el concurso. El paceño de 30 años, de profesión comunicador social, está muy orgulloso de su título, puesto que es la segunda vez que los Ch’utas choleros lo ganan.

Además de su picardía en los falsetes, Guery asegura que su traje de colores amarillo y blanco convenció al jurado. “Hace una semana se mandó a hacer el traje sólo para esta ocasión”.

Según el presidente de la Asociación de Comparsas del Carnaval Paceño, Javier Escalier, las bases de la competición fueron la alegría y los falsetes, en los casos del Ch’uta y el Pepino, en aymara y castellano, respectivamente; en el caso de la Chola primaron el vestuario y la joyería.

Los tres personajes son los soberanos del Carvanal paceño 2011 y ellos encabezarán todas las actividades programadas en este marco hasta el domingo de Tentación. Sin embargo, falta elegir a la Reina de las carnestolendas paceñas, elección que tendrá lugar el próximo sábado.

Escalier resalta que cada año suman más concursantes y las comparsas crecen. Por ejemplo, apunta, el grupo Renacer y sus Palomitas tiene 1.700 danzarines, y los Señorial Farsantes de La Paz superan los 1.000.

El directivo calcula que cerca de 25.000 danzarines de ch’utas, cholitas y pepinos participarán en las celebraciones del Carnaval, que ya arrancaron.

Los iconos de la fiesta paceña

Según una investigación del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), el Ch’uta no es sólo un personaje principal en el Carnaval de las ciudades, sino también en el de las provincias, e incluso fuera de las fronteras, donde los emigrantes ya lo incluyen en sus fiestas.

Pero el Pepino y el Ch’uta no se encuentran solos en ese lugar preferencial del Carnaval en La Paz, pues son acompañados por una mujer: la Chola, protagonista y organizadora de las fiestas, personaje indispensable en el triunvirato arrabalero paceño, símbolo de la belleza, feminidad y poder.

La ropa de las mujeres sufre transformaciones y la blusa típica de antaño es ahora una elegante chaquetilla.

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