Cuando se habla del origen del Carnaval de Oruro, se mencionan diferentes textos, que se tipifican como relatos, tradiciones orales, leyendas o mitos. De hecho se trata de cuatro historias diferentes que juntas explican el origen y el significado único de esta celebración.
1. Las plagas de Huari, publicado por Vicente Terán en 1943. Esta leyenda cuenta como el “semidiós o monstruo” Huari intenta castigar a los Urus por adorar a Pachacamaj, representado por Inti. Les manda, una tras otra, cuatro plagas: una víbora, un sapo, un lagarto y hormigas para que destrozan la ciudad. No logra su objetivo por la intervención de una ñusta, que mata a los animales y les convierte en piedras y en arena. Esta mujer salvadora se identifica posteriormente como la Virgen del Socavón. De este manera se explica la celebración de los ritos, tanto andinos cono cristianos, del Carnaval de Oruro.
2. La lucha entre ángeles y diablos (ángeles caídos). La historia de la lucha celestial entre los ángeles y su réplica en la tierra, están presentes en lo que son conocidos como los “relatos” o espectáculos teatrales que forman parte de la celebración del Carnaval de Oruro. Un personaje central en la sumisión de los diablos es San Miguel, patrono del Asiento Minero San Miguel de Oruro, que en 1606 se transformó en la ciudad San Felipe de Austria, hoy Oruro.
3. El castigo al ladrón Chiru-chiru, publicado por José Víctor Zaconeta en 1925. Según la tradición oral, Chiru-chiru (sobrenombre que proviene de un pájaro) fue un vagabundo y ladrón que gozaba de la protección de la Virgen del Socavón mientras quitaba bienes de los ricos para compartir con los pobres. Cuando un día más bien quiso robar de un pobre, quedó desamparado por la Virgen, fue descubierto robando y herido mortalmente. Su muerte fue la ocasión para redescubrir la imagen de su veneración, que fue la Virgen de Candelaria, pintada en la pared de su guarida, que desde entonces se transformó en “el sitio de una romería incesante”.
4. La fuga frustrada de Nina-nina (1789), publicado por Emiterio Villaroel en 1908. Otra tradición oral cuenta lo que pasó con Anselmo Belarmino, alias el bandido y ladrón Nina-nina, el sábado de Carnaval del año 1789. Después de poner una vela y de orar “ante la imagen de una Virgen de Candelaria, pintada en la pared de un solar abandonado y casi destruido”, Anselmo va a la tienda de Lorenza, su enamorada. El padre de la chica, Sebastián Choquiamo, les había negado el permiso de casarse y por eso optan por escaparse de la casa. Pero, durante la fuga, se enfrentan con el padre, lo que da origen a una pelea, en la cual Anselmo cae moralmente herido. Al joven abandonado se presenta una “joven hermosa” que le lleva al hospital y que llama al cura Don Carlos Borromeo Mantilla para que le reciba la confesión. Anselmo cuenta al sacerdote que ha sido ayudado por la Virgen de la Candelaria y le revela el lugar oculto donde se encuentra la imagen de la Virgen, de la cual es devoto. Desde entonces nació “el culto frenético que se profesa a la Virgen del Socavón”.
Es evidente que cada uno de estos textos ha aportado de diferente manera al Carnaval de Oruro. Las luchas míticas contra los animales diabólicos y con los mismos diablos, presentan el contexto global: participamos a una confrontación histórica entre dos mundos, entre por un lado la civilización española y la religión católica de la Virgen y de los ángeles; y por el otro lado el mundo andino, considerado como de los diablos.
Las historias de Chiru-chiru y de Nina-nina tienen como finalidad explicar cómo surgió concretamente le veneración de la Virgen del Socavón. Los relatos no son contradictorios. Ambos relatos presentan un hecho histórico que puede explicar el inicio de la fiesta en honor de la Virgen de Candelaria, no el 2 de febrero, sino en los días de Carnaval. Ambas historias coinciden en que la muerte violenta de un personaje, que nadie había identificado anteriormente como el autor de las frecuentes robos en la ciudad, hace que se redescubre una imagen olvidada de la Virgen de Candelaria en una zona abandonada de la ciudad. El hecho mismo del redescubrimiento no es extraño. Oruro que antes había llegado a ser una urbanización de hasta 75.000 habitantes, en aquellos tiempos se había reducido a una población de apenas 5.000 habitantes. Gran parte de la ciudad estaba en ruinas.
¿Pero cuál haya sido el acontecimiento preciso que dio origen al Carnaval orureño, ¿la infidelidad del buen ladrón Chiru-chiru o la historia de amor de Nina-nina? Me parece evidente que ha sido el asesinato del novio y eso por varios razones:
• El relato más antiguo proviene de un presbítero que lo presenta como la transcripción de un manuscrito ya existente con la finalidad de que motiva la Novena de la Virgen del Socavón. Contiene fechas y nombres.
• La historia de amor de Nina-nina es algo común y corriente en la vida cotidiana, mientras que el cuento de Chiru-chiru parece un cuento educativo, inspirado en la tradición andina y cristiana, que sostiene que quién ayude a los pobres, recibirá favores divinos. Así por ejemplo, se cuenta que en Dios Viracocha visita a las familias como un anciano hambriento y desamparado y que posteriormente apremia a los que le han recibido generosamente.
• J.V. Zaconeta, autor de la historia del buen ladrón, menciona que ha interpretado y adaptado la tradición “a la versión que nos ha parecido más lógica”. Así por ejemplo dice que no le parece aceptable que la Virgen puede haber abandonado al herido en el hospital en manos humanos.
Sean lo que sean las circunstancias en las cuales se ha redescubierto la imagen de la Virgen de Candelaria, queda la pregunta cómo se ha llegado concretamente a unir la fiesta de la Virgen a las festividades de Carnaval. Eso es el punto más original del Carnaval de Oruro, para lo cual J.V.Zaconeta nos da una explicación.
Una vez enterrado la persona asesinada, que había sido identificada como el ladrón desconocido y como devoto de la Virgen redescubierta, los vecinos de Barrio Minero, al cual pertenece la Virgen, se reúnen y llegan por unanimidad a ciertos acuerdos.
CELEBRACIÓN
En la actualidad, las más importantes celebraciones están centradas en el Santuario del Socavón.
La fiesta se lleva a cabo durante diez días y noches, durante los cuales cincuenta grupos folclóricos como la diablada recorren la ciudad por una ruta que tiene una extensión de cuatro kilómetros, acompañados de bandas musicales y gran cantidad de celebrantes.
La principal de estas danzas es la diablada, aunque también destacan los Caporales, la Morenada, los Suri-Sicuris, la llamerada, la kullawada, los Waca-Waca, Pujllay, Tinku, Tobas, entre otros.
Son 18 las especialidades de danzas, siendo 48 los conjuntos folclóricos inscritos en la A.C.F.O.
La fiesta termina con una gran procesión final en la que participan cerca de 28.000 bailarines y cerca de 10.000 músicos y que tiene una duración de cerca de 20 horas.
Todo finaliza con dos representaciones teatrales de obras católicas que se centran una en la conquista española y otra sobre el triunfo del arcángel Miguel sobre el Demonio.
Virgen del Socavon
Deciden cambiar el nombre de la mina que trabajan de “Pie de Gallo” en “Socavón de la Virgen”. El nombre “Pie de Gallo” ya existía antes de la fundación de la ciudad y tiene su origen en el hecho de que las vetas de plata están ubicadas de tal manera “que se hace un modelo en forma de pie de gallo” (Informe de Felipe de Godoy, 1607). En el cerro Pie de Gallo hubo además ya en este tiempo dos vetas con el nombre “Virgen de Copacabana” (originalmente de Candelaria), en propiedad de Juan Xuares de Yllanes. Así que no es de sorprender que la Virgen de Candelaria, ubicada cerca del llamado socavón de la Virgen, pronto recibe el nombre de Virgen del Socavón.
La decisión más importante es de organizar anualmente una fiesta de la Virgen, como corresponde a una Santa Patrona. Pero lo original es –y aquí está precisamente el origen de la originalidad del Carnaval de Oruro– que se decide que la fiesta sea movible y que se celebre el sábado de Carnaval, “pese a los calendarios, bulas y ritos de la Iglesia Católica”. Desobedientes a las normas de la Iglesia, los mineros deciden fusionar el Carnaval, - lo que se puede considerar como la fiesta más andina del año, - con una fiesta patronal, que se puede considerar como la fiesta más católica de una población o barrio. La hacen porque el redescubrimiento de la Virgen se hizo en esa época del año y por que sólo para Carnavales tenían permiso para suspender el trabajo durante tres días, el tiempo que consideran necesario para una fiesta “con gran pompa”.
LA DIABLADA
Una decisión trascendental dentro esta celebración es que todos los mineros, se disfracen de diablos. Para así de esa manera “conservar ciertas tradiciones de la minería”.
Además determinan que debe estar Satanás y San Miguel. Dentro este cuadro, los mineros se dedicaban a representar “melodramáticamente” la caída de Luzbel.
Este quiere decir que incorporan a la celebración no solamente el Tío de la Mina, sino también San Miguel y la pelea entre ángeles y diablos. Esta lucha ritual se transforma después en baile (una evolución que aparentemente también se dio con el tinku).
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