Serpentinas, flores, pétalos multicolores, confites, cereales, banderines, cohetillos, globos, vino, alcohol, cerveza y comida no pueden faltar en las ch’allas carnavaleras, incluso como es una tradición que se comparte en la ciudad y el campo, la gente en ambos destinos toma previsiones para contar con cada uno de los elementos.
La serpentina es un elemento decorativo que se usa para dar más volumen a la ch'alla.
Según las costumbres, las flores (principalmente las retamas) son de buen augurio y eliminan elementos negativos de la casa.
Los pétalos de hortensia y pompones sirven para rociar en cada esquina de la vivienda.
Los confites son pequeños dulces de colores que según la tradición alimentan a la Pachamama. Se echan en la tierra y en el techo de los inmuebles.
Otro rito es esparcir en cada esquina de la casa habas, quinua, arvejas, choclo, nueces y trigo, entre otros cereales, para que se multiplique el dinero y comida.
La utilización de banderines es para que la casa tenga una vestimenta multicolor. Antes eran de papel de seda, hoy de nylon.
Reventar cohetillos es una costumbre occidental ya arraigada y sirve para llamar a la gente a unirse a la ch’alla carnavalera.
Se ponen globos en las cuatro esquinas del tejado y el resto de la casa. Se dice que esta costumbre llama la abundancia.
El vino calma la sed de la Pachamama. Unos dicen que tiene que ser de uva pura sin ninguna mezcla. Otros usan vino de indio, que es un preparado de tintes. El alcohol se usa al final de la ch’alla, cuando la Pachamama recibió las muestras de agradecimiento y para pedir el permiso para el festejo posterior.
La cerveza se la toma después de realizar la ch’alla. La tradición dice que todos los asistentes deben tomar cerveza. Cuanto más espumante, mejor augurio.
Finalmente, el martes de ch’alla se suele comer puchero, sonso, asado de chancho y saice. En el campo sirven el aptapi.
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