7 de marzo de 2011

Entre tacones y lentejuelas la belleza de la mujer se destaca en el Carnaval

Entre tacones y lentejuelas la belleza de la mujer se destacó en el Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, con su gracia, sensualidad, ternura y agilidad, en cada una de las especialidades que son la atracción de propios y extraños.

En la fastuosidad se destacó la belleza de la mujer, ya sea en tropas de caporales, figuras de morenadas, diablesas o chinas, quienes en su danza demuestran la sensualidad al son de bombos y tacones coquetos que llaman la atención por sus decoraciones pomposas e imaginativas.

El contoneo de las polleras cargadas de lentejuela y canutillo, encantan al turista preparado para "disparar" el percutor de su cámara fotográfica y llevar estas imágenes a otros países.

Pero por otra parte está la gracia de mujeres, con trajes decorados gracias a la imaginación de artesanos, especialmente en los tinkus, bloques de imillas (señoritas) cubiertas con axu (vestido) de bayeta de tierra, espejos en los sombreros que lucen como estrellas en la noche, cintas de colores que cuelgan de sombreros blancos y de ala ancha, al igual que en los phujllay, kantus, zampoñeros y otras danzas autóctonas con pequeñas variaciones.

También se puede encontrar la ternura de niñas elegantes con trajes vistosos en las morenadas, incas, ágiles en los tobas, coquetas en los caporales, dinámicas en los antawaras, wacas y las diabladas con sus trenzas largas, o pelo recogido colmado de brillo y coronas.

La agilidad de la mujer es una parte del Carnaval que atrae a los espectadores especialmente en los tobas, quienes saltan al ritmo de taquiraris y chobenas, luciendo plumas multicolores con algo de sortilegio. La diablada con su cacharpaya, caporales con la saya sensual y dinamismo de las machonas.

Las edades varían pero la emoción y el sentimiento es el mismo, la belleza de la mujer en el Carnaval es peculiar porque las sonrisas no faltan, los aplausos y el embrujo de las miradas encantadoras de las devotas a la Virgen del Socavón, que es la esencia de la fastuosidad.

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