Entrada: Cerca de 50.000 danzarines tomaron la ciudad. La exquisitez de sus trajes sorprendió a propios y extraños.
A causa de la postergación de las actividades del Carnaval en La Paz, grupos desordenados de alegres personas bajaron desde la ladera Oeste y la zona Norte de la ciudad y se dirigieron, bailando, hacia el paseo de El Prado.
El control policial desplegado por la vía troncal paceña impidió que los bullangueros conjuntos tomen las vías urbanas.
Así, en la avenida Montes, controlada por efectivos del grupo de élite Delta, los jóvenes debieron avanzar por la acera del carril de bajada y en algún caso se les permitió caminar por un costado de la calzada.
Cuando algunos intentaban evitar el avance de los automóviles, eran reprendidos por los uniformados y menudearon los incidentes y discusiones.
Se trataba en realidad de grupos improvisados y reunidos casi por casualidad en la calle, a diferencia de años anteriores, cuando se organizaban comparsas para esta celebración, que amenizaban su paso con bandas de músicos, que ayer no las hubo.
Menudearon las personas con los rostros pintados y, salvo los estudiantes de tres colegios, hubo pocos disfrazados. El pepino fue uno de los grandes ausentes del domingo de Carnaval.
En Villa Fátima, las cosas fueron distintas. Las avenidas Las Américas y Tejada Sorzano fueron escenario de una entrada de ch’utas.
En esa parte de la ciudad, la alegría se sobrepuso a una molesta y pertinaz llovizna que dejó rápidamente empapados a los danzantes.
No sólo los ch’utas, sino los pepinos y disfrazados de otros personajes dieron una fisonomía especial a la nublada tarde dominguera, mientras que en la zona del Cementerio se cumplió otra entrada que partió de la intersección de la avenida Baptista con la calle José María Achá.
De allí bajaron los alumnos del colegio Antonio Díaz Villamil hasta el paseo de El Prado.
Un tercer evento de esta naturaleza se cumplió desde la Subalcaldía de Villa San Antonio Alto hasta el cruce de Villa Copacabana, por las avenidas Campero Echazú y Esteban Arce, en la ladera este de La Paz, donde también se registró un intenso juego con globos de agua, chisguetes y espuma.
Tránsito arrestó a 12 choferes ebrios entre viernes y sábado
Entre viernes y sábado, efectivos del Organismo Operativo de Tránsito arrestaron a 12 personas que conducían vehículos particulares y de servicio público en estado de ebriedad.
El teniente coronel Héctor López, asignado a esa unidad policial, informó que durante los dos primeros días del Carnaval, no se lamentó la muerte de personas por accidentes vehiculares, aunque si hubo 13 heridos, de diversa consideración, a causa de atropellos y colisiones.
El oficial de alta graduación explicó, también, que los hechos de tránsito contemplaron 16 choques. Cuatro protagonistas de estos incidentes se dieron a la fuga. Otros cuatro fueron choques a objetos fijos, y se registró un embarrancamiento, sin heridos, en Villa Armonía. Este índice se redujo, dijo López, con relación a años pasados.
Colorido y alegría en el festejo cochabambino
Más de 2.000 niños realzaron ayer el Corso Infantil de Cochabamba. Bailaron por más de tres horas y lucieron ingeniosos disfraces a lo largo del recorrido. Su espíritu de Carnaval se expresó en su alegría y el juego con agua y espuma. La mojazón fue una característica de esta fiesta infantil que comenzó a las 10.00 y se prolongó hasta después del mediodía. La fiebre del Carnaval cundió también en algunos de los padres, que se disfrazaron para acompañar a sus hijos.
Entre las alegorías que cautivaron al público estuvieron los denominados Transformers, los Picapiedra, hadas, brujas, egipcios y personajes clásicos de los cuentos infantiles. Pero, también se apreciaron representaciones más conocidas y populares como el dios de la abundancia: el Ekeko. También, disfrutaron en el Corso los niños que fueron a mirar el espectáculo.
Las anécdotas
En el paseo de El Alto, una pareja de personas de la tercera edad, munidos de bastones de madera y metal, se defendían a golpe limpio de los jóvenes que pretendían mojarlos o de quienes lo hacían. Los dos no podían contener su indignación y vociferaban. Sus víctimas escapaban.
Dos alegres bailarines, menores de edad y disfrazados de mujer, se preguntaban ayer en El Prado dónde podrían comprar unas latas de cerveza. Lo cierto es que, a diferencia de otros años, en ese tradicional paseo paceño y en la vía troncal no se expendieron bebidas alcohólicas, aunque sí era posible encontrar bolsas de globos, cohetillos y aerosoles de espuma. La Policía evitó la venta de globos inflados con agua.
Pobres mascotas. Durante la tarde de ayer fue común observar a niños que llevaban consigo a sus perritos disfrazados. Uno estaba caracterizado como Superman, con una capa de colores rojo y azul y otros tenían otros disfraces. Los animalitos eran el blanco perfecto de globazos y chisguetazos de agua.
Los garzones de un restaurante de El Prado decidieron dar un uso especial al agua con que lavaron platos y vajilla: la utilizaban para mojar a las jovencitas que pasaban por ese lugar. Ninguna de las víctimas, en su afán por escapar, protestó por el uso del agua servida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario