La ofrenda a la Pachamama dio inicio ayer al Carnaval valluno de antaño en la comunidad de Tiataco a más de 45 kilómetros de la ciudad.
Luego del ritual de agradecimiento a la Madre Tierra por la cosecha, se siguió con la tradición de las pandillas o comparsas que son grupos de personas que preparan bailes tradicionales y coplas.
Pese a la lluvia que se prolongó durante toda la tarde fue importante la presencia de visitantes no sólo de la ciudad, sino de diferentes países que se dieron modos para llegar hasta el lugar conocido como El Bosque y la Plaza de Tiataco donde se concentraron diferentes actividades.
A las 15:30 el cielo se abrió para mostrar el esplendor del sol por algunos minutos que coincidieron con el ritual a la Pachamama y el ingreso de algunas pandillas, luego volvió la lluvia que fue constante durante los últimos días y que incluso provocó inundaciones y la interrupción de algunas vías de acceso a la comunidad de Tiataco.
LA FIESTA En las cuatro esquinas de la Plaza de esta comunidad los conjuntos electrónicos desplazaron sus equipos para amenizar lo que luego se convertiría en una fiesta que fue realzada por la presencia de la juventud. Cada año llegan para esta fiesta los hijos y nietos de los comunarios de Tiataco desde Argentina, Estados Unidos y España, principalmente con amigos que valoran las costumbres y tradiciones que siguen arraigadas en los “tiataqueños”.
TRADICIÓN Para el presidente del Centro multidisciplinario de convergencia sociocultural de Tiataco, Edwin Álvarez, lo más importante es preservar la cultura de nuestros ancestros siguiendo con las tradiciones en las provincias y sus comunidades.
“Los visitantes llegaron aunque estaba lloviendo y los caminos estaban mal. No fueron muchos en comparación con el año pasado pero esto nos permite seguir haciendo turismo y mostrar lo que es el verdadero Carnaval”, sostuvo.
Por su parte el responsable de la jornada del “Carnaval valluno de antaño con sabor a llajta y su llajwa”, Wilfredo Camacho, destacó la importancia de “estar bien con la naturaleza” para empezar una celebración como esta que “es la esencia y fundamento del Carnaval q’ochala”.
“Nuestros abuelos bailaban y cantaban para agradecer a la Madre Tierra, eso es lo que queremos revalorizar y que esta fiesta tenga una connotación histórica y ancestral”, dijo.
Para lograr este objetivo las pandillas dirigieron sus interpretaciones a la Pucara, la simbología de la Pachamama con los productos agrícolas.
El Carnaval tiene su historia
El investigador Wilfredo Camacho, considera que el Carnaval que se celebra actualmente está distorsionado porque sólo se reduce a “bailar por bailar, cantar por cantar y algunas veces q’oar por q’oar”.
“El Carnaval es una palabra acuñada por los españoles desde la época de la Colonia, fue insertada en los pueblos originarios a la fuerza”, cuenta.
Según explicó, la verdadera fiesta de la ch’alla puquykunapaq (agradecimiento a la madre tierra por los frutos), fue sepultada por muchos años por la presión de la Colonia pero con el tiempo se fue redescubriendo las costumbres y tradiciones.
Camacho lamentó que actualmente sea sólo un “jolgorio, una farándula, un show” que no es aceptado en la cosmovisión andina, donde está su verdadero significado.
“Debemos recuperar la identidad profunda de nuestras celebraciones y fiestas y el agradecimiento a la Pachamama por la cosecha y el pedido para que nos vaya bien”, concluyó.
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