Las melodías interpretadas por las 80 bandas que participaron en el Sábado de Peregrinación a la Virgen del Socavón, hicieron vibrar de emoción y alegría a propios y extraños. Los ejecutantes de música mostraron una calidad interpretativa única e hicieron lucir con mayor intensidad al Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Lo que se observó ayer durante el recorrido con las bandas de música fue algo indescriptible, como dijo un visitante: "Fue un atentado a los sentimientos o a las fibras más íntimas del ser", porque los músicos hicieron vivir la entrada del Sábado de una manera muy distinta.
Las diabladas, las morenadas, los caporales, los tobas y otros ritmos de la Obra Maestra al margen de ser bailadas por los danzarines, también lo fueron por el público que se apostó en las graderías.
La emoción era aún más desbordante cuando los músicos, al margen de tocar sus instrumentos, comenzaron a hacer sus coreografías. Fue un momento de éxtasis, el público gritaba de algarabía y no faltaron las lágrimas de emoción, por vivir un momento inenarrable y maravilloso.
No cabe duda que la cuna del músico es la ciudad de Oruro, porque la calidad interpretativa de los distintos ritmos del Carnaval de Oruro, fue única mezclando lindos sonidos que salían de los bajos, trompetas, contrabajos, clarinetes, saxos, bombos, tambores y platillos, que se convirtieron en el deleite de los orureños y visitantes.
Las bandas de música ingresaron en su mayoría, muy bien uniformadas, en sus bombos hicieron relucir el nombre de su institución. Una buena parte de ellas estuvieron encabezadas por jóvenes platilleros, que hicieron de las suyas alegrando al público, la coreografía practicada por mucho tiempo, al fin se la hizo a la perfección.
Otro detalle que llamó la atención y que enamoró al público masculino, fue la belleza femenina mostrada en las bandas, como en la Real Imperial, cuyas simpáticas damitas cautivaron la vista y con su alegre sonrisa incitaron a seguir viéndolas.
También participaron damas de pollera en varias instituciones musicales, que fueron el centro de atención de la prensa y de los fotógrafos.
Los directores de las bandas tuvieron un uniforme especial, muy distinto al de sus compañeros y que daban la orden para el cambio de las melodías.
La Banda Pagador de Oruro, la más antigua que participa en el Carnaval (1964), la Banda Intercontinental Poopó, la Pendeck´s Band (la más joven de todas) y otras más sobrepasaron el centenar de componentes que a su paso por las calles de la ciudad, hicieron retumbar el escenario de la Obra Maestra.
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