Una vez más, Oruro mostró la riqueza cultural folklórica de Bolivia, y demostró porqué la Unesco declaró al Carnaval orureño como la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
La gran fiesta comenzó ayer a las siete de la mañana con el ingreso de la tradicional Diablada Auténtica de los Mañasos, el primer grupo fundado el 25 de noviembre de 1904.
Con máscaras enormes de Lucifer y trajes de color, llenos de lentejuelas y bordados, hechos artesalmente, los diablos irrumpieron la avenida del Folklore, donde miles de personas de distintos departamentos y países del mundo se apostaron para ver la gran entrada.
Fieles a sus tradiciones, 40 mil danzarines bolivianos mostraron su arte en el Carnaval de Oruro, declarado en 2001 Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
En la capital folklórica de Bolivia, también se dieron cita cuatro mil músicos y miembros de bandas populares para celebrar la Entrada del Sábado de Peregrinación, dedicada a la Virgen de la Candelaria, la Mamita del Socavón.
El recorrido partió de la avenida del Folklore, donde se yergue el monumento al destacado compositor orureño José "Jacha" Flores, y sigue por las principales avenidas de la urbe altiplánica.
Divididos en seis grupos, las 48 agrupaciones ingresaron una a una al son de las populosas bandas, que mostraron también todo su talento.
La fraternidad Hijos del Sol “Los Incas” fue la segunda agrupación en hacer su ingreso. Hermosas mujeres vestidas de ñustas recordaron con su danza la llegada de los españoles a la América.
Tras su paso entró el conjunto morenada Zona Norte, una de las más antiguas dentro del Carnaval orureño. Hombres con elegantes y coloridos trajes bordados y enormes máscaras de morenos, mostraron a paso lento su danza, mientras las mujeres exhibieron su belleza.
Con pasos más ágiles y alegres, los caporales y tobas mostraron lo suyo. Así también ocurrió con las llameradas, cullaguadas, awatiris, antawaras, que arrancaron aplausos e hicieron bailar a los miles de espectadores que se apostaron a lo largo del recorrido.
Uno de los grupos que se hizo esperar fue la Diablada Urus, que con sus fuegos artificiales en forma de cascadas de múltiples colores, una vez más, impactaron al público.
Nada cansó a los miles de visitantes, quienes no se cansaron de estar toda la jornada bailando, aplaudiendo y mojándose.
Al caer la noche, muchos de los espectadores dejaron sus asientos para ir tras las bandas y bailar al ritmo de los diferentes grupos, como los tinkus y suri sicuris, potolos y tarabucos.
La gran fiesta folklórica cerró con broche de oro con el ingreso de los caporales universitarios de San Simón, quienes iniciaron su ingreso a la una de la madrugada. A pesar de la hora, la gente seguía, bailaba y disfrutando a lo grande la mayor riqueza folklórica boliviana y latinoamericana.
40 mil
Personas danzaron en
devoción a la Virgen del Socavón, Patrona de los mineros y de Oruro.
Al ritmo de más de 4 mil músicos, los grupos folklóricos recorrieron más de 4 kilómetros bailando.
Ni el sol ni la gotas de lluvia, que por momentos cayó, impidió que los danzarines cumplieran su promesa de llegar bailando hasta los pies de la Virgen de la Candelaria.
La fiesta se volverá a repetir hoy.
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