Los ensayos de cualquier tipo y en especial para la Entrada Universitaria de julio a la que ahora asisten miles de jóvenes en lugares públicos durante el día , la noche o fines de semana son un riesgo porque redes de trata de personas prefieren actuar en esos lugares donde hallan mayor a esta población a la que consideran vulnerable indica un reciente estudio.
“Los Tratantes utilizan todos los lugares donde pueden encontrar jóvenes y adolescentes, tal es la característica de las entradas del Gran Poder, Universitaria, Urkupiña, Cotoca entre otros festejos callejeros, que se han convertido en espacios donde se exponen centenares de jovencitas y adolescentes tanto en los ensayos, como en las fiestas”, indica el último estudio de “Los métodos de la trata de personas en Bolivia” publicado por el Centro de Capacitación y Servicio para la mujer.
Según el documento esos espacios se han convertido en lugares apropiados para los “tratantes” donde realizan ofrecimientos de trabajo, viajes, vestimenta, diversión, apoyo, compañía, ayuda o caso contrario llegan al extremo de raptar a las adolescentes, jóvenes más simpáticas, que en la actualidad están desaparecidas se lee en la investigación.
ABORDAJE
El estudio revela que los jóvenes tienen que estar pendientes del “abordaje personal” que es cuando el “tratante” se acerca para hablarle o proponerle un asunto “La característica principal de esta forma de operar es que el Tratante hace uso de su poder de convencimiento tocando las fibras más vulnerables de la víctima: pobreza, inocencia, falta de trabajo, ignorancia, exagerada confianza, entre otros aparece disfrazado para resolver cualquier problema”.
Las redes de Tratantes, antes de plasmar “estrategias de vinculación o métodos de captación”, realizan un previo estudio – investigación de los frecuentes lugares, en donde existe mayor afluencia de personas, como niños, niñas y adolescentes, principalmente mujeres, por la situación de riesgo y vulnerabilidad de los mismos ante este delito.
TRATA DE BLANCAS
El término “trata de blancas” se usaba a finales del siglo XIX y hacía hincapié en las mujeres europeas que eran llevadas con fines de explotación sexual a países de Europa, Asia y África, ya que eran únicamente mujeres blancas. Pero ahora cambió de nombre, porque es “tráfico de personas”: mujeres, hombres, niños, que son buscados, elegidos y captados o secuestrados. Los trasladan hacia los centros de prostitución en contra de su voluntad, con el objetivo bien claro de comerciar con ellos. Desaparecen, nadie los encuentra, no tiene documentos porque se los sacan, están encerrados, aislados, torturados, incomunicados y/o asesinados.
La tragedia de la trata de blancas es que es prácticamente imposible de combatir en razón de la clandestinidad del negocio, en el que en muchos casos están involucradas las mismas autoridades que deberían combatirla. A esto se le suma el hecho de que las mujeres sometidas se muestran renuentes a denunciar a los proxenetas porque han sido amenazadas, incluso con daño a sus seres queridos.
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