Nunca hay que colocar una vela con la mano izquierda. Siempre con la derecha y la primera velita que se va a encender debe ser para el Señor del Gran Poder”, explica Mercedes Pérez Espejo, la portera y vendedora de cirios en la puerta del santuario.
A la entrada, en el lado derecho del sitio sagrado hay un sitio apropiado para encender las ceras. Allí la gente llega para rezar casi en silencio.
Como dice Mercedes Pérez, más conocida como Doña Mechi, el colocado de velas responde a un ritual que se consolidó con el paso de los años.
Una de estas normas tácitas indica que el creyente debe encender primero el cirio para el “Tata”. Después hay que prender otro para la Virgen María y, finalmente, para el devoto y su familia. Luego empiezan las oraciones.
Otra de las costumbres es encender las velas según la prioridad de la parentela. Por ejemplo, los padres pueden empezar por prender ceras para los hijos y después por su pareja. Se recomienda que al final se encienda el cirio para uno mismo.
Las velas que se colocan, usualmente, son de color blanco. Lo ideal es que cada una de éstas permanezca rígida y que no se doble mientras el fuego la consume.
Hace un par de años que se implementó una nueva “moda” en esta ceremonia. Además de las blancas, se comercializan velas de colores y cada una tiene un significado especial.
Según explica Doña Mechi, el encendido de cirios verdes es para que los devotos consigan dólares y que tengan esperanza en solucionar sus problemas económicos. Las amarillas también convocan a la buena suerte en el plano económico y sirven para que los negocios sean a gusto del creyente.
Aquellas personas que buscan una ayuda del Señor del Gran Poder deben encender cirios azules que representan sabiduría y energía. El prendido de las velas rojas sirve para los enamorados y, también, para solucionar líos amorosos. El color rosado es para la salud y la armonía en el hogar.
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