Ayer, con una hora y media de retraso y ante la incertidumbre de cómo sería el recorrido, comenzó la demostración de la danza de la Diablada que forma parte del Carnaval de Oruro, declarado en 2001 Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco.
Antes del inicio, los danzarines calentaron en el frontis de las oficinas de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) con unos amagues de baile, pues la flexibilidad de los movimientos de la danza requiere el estiramiento de músculos y tendones.
Al promediar las 20:40, la Banda Municipal comenzó a tocar la tradicional “Diablada la Portuaria” y la gente empezó a aplaudir porque la demostración había comenzado.
DEMOSTRACIÓN
Al estilo de Oruro, así fue la demostración. En principio, partieron cinco osos blancos que, con la gracia que les caracteriza, se ganaron al público; entre estos danzarines estuvo el oso andino Jucumari, que arrancó los primeros aplausos en la fría noche de sábado; posteriormente, las diablesas pasaron con bengalas rojas en las manos, lo que dio un aire de espectacularidad a la danza.
Luego, ya en el mismo recorrido, ida y vuelta por la avenida de las Américas, los organizadores lanzaron juegos pirotécnicos y prendieron bengalas de colores, para entusiasmar a la gente que disfrutó de la Diablada de Oruro.
La demostración es parte de la campaña nacional de la defensa de la Diablada y estuvo organizada por la Alcaldía de Sucre en homenaje a los 202 años del Primer Grito Libertario de América Latina acontecido un 25 de mayo de 1809.
El representante de la Fraternidad Artística Cultural de la Diablada, Wilson Valverde, dijo que llegaron a Sucre para exhibir la verdadera danza que se baila en el Carnaval en devoción a la Virgen de la Candelaria.
Esta fraternidad tiene 69 años de vida y sus componentes sobrepasan los 500 en el Carnaval.
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