“Este año no es cualquiera. Los organizadores nos pidieron que bailemos como nunca y que hagamos sonar fuerte nuestras matracas, porque nos van a filmar para que la fiesta del Tata sea patrimonio”, decía Ramiro Cabezas, con la voz entrecortada por el esfuerzo.
Las palabras de este moreno achachi expresan el sentimiento que invadió ayer a los integrantes de las 60 fraternidades que desplegaron la riqueza folklórica musical del país en su recorrido desde la plaza Garita de Lima hasta la Avenida del Ejército.
Los ritmos de la morenada, el caporal, la kullawada, la saya y la llamerada, recién declaradas por ley Patrimonio Cultural e Inmaterial del Estado Plurinacional de Bolivia, entre otras danzas, hicieron retumbar el centro paceño y cautivaron al público.
La cruzada ante la Unesco tuvo ayer una de sus principales tareas, con la filmación de la Festividad Señor Jesús del Gran Poder para el documental que será enviado a la organización junto al formulario de inscripción y un archivo fotográfico.
El Concejo Municipal paceño aprobó una ordenanza para formar un comité que diseñe la carpeta de postulación de esta celebración que desde 1995 es Patrimonio Cultural del Municipio de La Paz y desde el 2002, Patrimonio Cultural de Bolivia.
El alcalde Luis Revilla señaló en el palco principal, ubicado en la avenida Mariscal Santa Cruz, que el trámite de declaratoria es un proceso largo, pero que se dio el primer paso con la ordenanza, y ahora se aunarán fuerzas con el Gobierno nacional.
Ayer, los bailarines también desplegaron todo su encanto y sus coreografías para optar a los premios de mejor danza liviana, pesada y autóctona. Otro dato llamativo fue la proliferación de trajes con el rojo, amarillo y verde de la tricolor boliviana.
La fiesta comenzó a las siete de la mañana y se prolongó hasta pasada la medianoche. Una nota alta la marcó la organización: no hubo mucho espacio entre comparsas, se desplegó decenas de policías en el trayecto y se controló el consumo de bebidas alcohólicas entre los danzarines.
El Señor estrenó atuendo y recibió a sus creyentes
Miles de danzarines demostraron ayer su devoción ante la imagen del Señor Jesús del Gran Poder. Una efigie imponente que estaba cubierta por un manto amarillo y blanco con detalles dorados. El Tata recibió a sus peregrinos en el santuario de la iglesia del mismo nombre, en la calle Antonio Gallardo.
Algunos de los bailarines besaban su manto, otros se arrodillaban y le ofrecían una oración pidiendo algún milagro y también estaban aquellos que le agradecían un favor cumplido. “Me operé de la vesícula hace 15 días y todo salió muy bien y debo cumplir con mi Señor”, comentó Natty Mendoza, de la morenada los Rebeldes del Gran Poder. Por su parte, los espectadores no dejaban de poner flores a los pies del Tata, así como donativos.
El presidente de la Asociación de Conjuntos Folklóricos, Fernando Valencia, dijo a EFE que está en trámite la declaración de la fiesta del Tata como Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la Unesco y que de producirse será un justo homenaje a esta expresión que tiene sus orígenes a principios del siglo XX.
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