“Llegamos de Salta porque somos devotísimos de la Madre que es tan milagrosa, allí la tenemos, pero es otra cosa estar acá, quería venir y por primera vez he llegado a su santuario y me ha gustado”, contó Gretel de Figueroa.“Todo lo que le he pedido me ha dado”, apuntó.
Otra familia llegó desde Jujuy con una imagen de la Virgen. “Le hemos pedido salir adelante. Cada año venimos, le tenemos fe porque siempre cumple lo que se le pide”, contaron, aunque no quisieron identificarse.
Don Miguel llegó desde Mendoza. “Estoy admirado de la fiesta. Ella siempre cumple mis sueños. Estoy emocionado de estar aquí, he venido con un amigo y he traído la imagen para que la arreglen y la bendigan”, dijo. La fama de la Virgen de Urkupiña, según los entrevistados, llegó a Salta, Jujuy y Mendoza junto con los miles de emigrantes bolivianos que pueblan Argentina.
María de Urkupiña congregó a cientos de devotos que llevaron hasta el atrio de San Ildefonso miles de pedidos. Los peregrinos se aglutinaron en la plaza central de Quillacollo donde participaron de la misa central.
El presidente del Estado, Evo Morales, estuvo en la eucaristía, en la que el monseñor Tito Solari, Arzobispo de Cochabamba, pidió dejar los egoísmos.
Evo le pide unidad
El presidente del Estado, Evo Morales, pidió a la Virgen de Urkupiña la unidad de Bolivia. “Espero que la Virgen acompañe a Bolivia para que en nuestro país haya desarrollo, sin discriminaciones”, dijo.
Morales fue el invitado principal de la misa central de fiesta en Quillacollo, donde se presentó a horas de llegar al país proveniente de China. Su presencia al atrio del santuario provocó aplausos y silbidos. Ya en la eucaristía, el Mandatario cantó y agitó el pañuelo blanco para saludar a la Patrona, durante el abrazo de paz conversó con el obispo auxiliar, monseñor Luis Sainz.
Al concluir la celebración fue sorprendido por el grupo clerical que antes de la bendición anunció: “El Presidente tiene una ofrenda para la Virgen”. Morales, sorprendido, dijo que no tenía nada y para subsanar el desliz, los religiosos sostuvieron que la presencia del Mandatario era la ofrenda, pues había hecho un enorme esfuerzo para estar presente.
Los silbidos que lo recibieron se convirtieron en aplausos y saludos cuando el Jefe de Estado acompañó a la Virgen en la procesión.
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