La historia de Urkupiña se confunde con la tradición y la leyenda. Se dice que una niña que pastaba ovejas en el cerro de Cota vio una señora con un niño en brazos y conversó con ella.
Después de varios encuentros, la niña comentó a sus padres los encuentros con aquella mujer, quien portaba un niño en los brazos. Un día, la misteriosa dama se presentó ante la niña y sus padres.
“Qhaqaypi kashan Orkopiña”, gritaba en quechua la pequeña. Todos vieron cómo la señora que cargaba el niño fue subiendo a la cima de la serranía de Cota y luego ascendió al cielo y desapareció. Los creyentes del catolicismo asociaron a la mujer con la Virgen María y la llamaron Virgen de Urkupiña.
Otra leyenda prehispánica
Antes de la conquista española, los indígenas de Tapacarí, Ayopaya y Quillacollo adoraban una deidad aymara, que fue sustituida por la imagen de la Virgen María. La leyenda se remonta a la época incaica, relata la existencia de una diosa que enloquecía a los dioses. Un dios particularmente prodigioso se enamoró de ella con pasión humana.
El dios Cuniraya Huiracocha se subió a un árbol convertido en pájaro y allí encontró un fruto maduro en el que puso su esperma y dejó caer el fruto delante de la diosa.
La diosa dio a luz como una mujer. Crió sola a su hijo sin saber quién era el padre y cuando se enteró huyó del lugar. Entonces, Cuniraya Huiracocha dijo que al vestirse de oro la diosa lo amaría, pero no fue así y quedó petrificada en el cerro Cota, y se ordenó rendirle culto en agosto. Desde entonces se realizan diversas fiestas pagano-religiosas en Quillacollo.
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