En el Museo "Simón Iturri Patiño", la colección de Jorge Enrique Vargas Luza muestra la historia del Carnaval reflejada en la ropa antigua de la diablada y caretas de antaño, su evolución y, sobre todo, la habilidad de aquellos artesanos que, pese a las condiciones primitivas, lograron crear hermosos trajes.
La exposición se realizará toda la semana, en ella se puede observar pollerines elaborados con hilo de Milán metálico, al igual que lentejuelas, muestra del arduo trabajo de hombres y mujeres que pusieron en estos trajes su dedicación y talento.
Las pecheras, todas de diferente diseño, color y material, denotan que los artesanos intentaron mejorar y superarse en la creación de estos atuendos que deslumbran al foráneo.
Muchas de estas fueron trabajadas con vidrio, formando figuras geométricas espectaculares, la complejidad de los trajes hace que tengan un valor mayor para el propietario y la sociedad.
Pero en esta exposición la ropa no es lo único que se muestra, también se puede apreciar caretas antiguas que datan de 1850, hay otra de 1938. Algunas más rústicas que otras, por la antigüedad.
En esta exposición la evolución del Carnaval es evidente, puesto que esto se demuestra en el mismo material que fue trabajado para formar alegorías interesantes que solo pueden ser extractadas de la imaginación en conjunción con manos hábiles de artesanos.
Antiguamente, el proceso de formar figuras en los trajes de diablos fue moroso porque los hilos de Milán eran metálicos, al igual que las lentejuelas, y esto implicaba mayor esfuerzo y paciencia para acomodar cada uno de los hilos en la fina seda importada.
El uso de figuras geométricas y animales místicos y legendarios de la Europa antigua como los dragones fue la inspiración de muchos artesanos, porque esta figura es la que resalta, no sólo en las capas, también están en los guantes, pecheras, pollerines y caretas.
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