Claro, cada quien con lo suyo, pero las bandas, con razón o sin ella, están convencidas que son el “alma del Carnaval”; por esto, desde hace algunos años vienen exigiendo una mayor participación institucional en la organización y promoción del Carnaval orureño. A la fecha, incluso ya tienen un proyecto de ley nacional que favorezca dicha mayor presencia del gremio, informa al diario La Razón el presidente de la Federación de Bandas y Músicos Profesionales de Oruro, Gonzalo Choque Huanca.
El gremio (que oficialmente agrupa a 67 conjuntos) pretende que la organización del Carnaval esté en manos de un ente interinstitucional conformado por la Alcaldía, la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Oruro (ACFO), la Federación de Bandas y el Ministerio de Culturas. Además de hacer transparente el actual manejo económico relativo a la organización del Carnaval, el objetivo es hacer del Carnaval de Oruro un atractivo turístico “de todo el año”, dice el dirigente.
La Federación también busca que mejoren las condiciones económicas y de contrato de los músicos; a la fecha varias fraternidades aún tienen importantes deudas con sus bandas. Agrega que hoy, cada músico gana entre 80 y 100 dólares por siete días de trabajo. “Es un combo de asistencias: el primer convite, dos ensayos, dos recorridos, el último convite, sábado de peregrinación, domingo de Carnaval y lunes; más de siete días que tiene que trabajar el músico contra el viento, las lluvias, y alguna mala atención en cuanto a la alimentación por parte de las fraternidades carnavaleras”.
FESTIVAL. Sobre el protagonismo en el Carnaval, sin duda, el mayor logro de los músicos es el Festival de Bandas, que se realiza el sábado anterior a la entrada. “Mantenemos el récord Guinness” con al menos 6.000 ejecutantes al mismo tiempo, dice Choque Huanca. El Festival, con todo, se prolonga hasta la noche con la presentación individual de cada una de las bandas asistentes al encuentro. La de 2011 fue la undécima versión.
Con relación al conflicto que hay sobre el enorme número de componentes de las fraternidades, que en muchos casos supera los 500 establecidos por la ACFO, Choque Huanca plantea la necesidad de debatir el reglamento que limite la cantidad de fraternos: “Por más que seamos 200 músicos, el problema es que el sonido de los bronces y tambores tiene nomás determinado alcance”.
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