19 de febrero de 2012

Miles ingresaron de rodillas hasta la Mamita del Socavón

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Fotos Luis Salazar / Página Siete
Fotos Luis Salazar / Página Siete
Las chinas supay oran ante el altar de la Mamita morena.
“La mención de la Virgen protegerá a estos hombres de las acechanzas del señor, omnímodo en su oscuro ámbito”, escribió el antropólogo cochabambino Carlos Condarco. Es con esa certeza que alrededor de 100 mil bailarines ingresaron de rodillas hasta la Mamita del Socavón, patrona del carnaval, en señal de fe y de devoción.

Son las promesas ante la Virgen de la Candelaria lo que lleva a estos feligreses a bailar por cinco años consecutivos en el Carnaval de Oruro, como una muestra de agradecimiento por el favor recibido. “La Mamita del Socavón cumple. Hoy he venido con devoción para agradecerle por todo lo que me ha dado”, comenta la diablesa Vanessa G., de 23 años, quien danza en esta entrada desde hace dos años.

La imagen de la Virgen del Socavón fue pintada en el siglo XVI y es considerada la patrona de los mineros. En 1994 fue declarada “Patrona del Folklore Nacional”.

Frente a esa imagen de piel morena, con decenas de flores a sus pies, algunos vertieron algunas lágrimas espontáneamente. Otros, en cambio, simplemente bajaron el rostro y cerraron los ojos, reverentes, siempre en silencio.

En la puerta de la iglesia, los diablos, los osos, los cóndores y las chinas supay dejaron al descubierto sus rostros sudorosos y agotados; se quitaron las máscaras del personaje que caracterizaron durante un trayecto de más de dos horas y, de esa manera, revelaron su humana identidad.

Los niños ingresaron también de rodillas, pero cansados por el trajín del baile daban pasos cortos en el último tramo antes de llegar al altar para prosternarse, como sus mayores.

El padre Osvaldo Chirveches, quien celebró la misa, en su mensaje pidió a los bailarines que no visiten a la Virgen solamente en el carnaval, sino que asistan al templo con más frecuencia para “cuidar el santuario del corazón”.

Después de estas palabras, el ministro de Culturas, Pablo Groux; el gobernador de Oruro, Santos Tito, y la alcaldesa Rossío Pimentel se acercaron a los pies de la Virgen del Socavón para escribir, aparentemente, su promesa en un cuaderno.

No faltaron los feligreses que, al margen de los artífices del carnaval, aprovecharon esta ocasión y prendieron velas como demostración de su fe en los santos de la Iglesia Católica.

En el santuario de Oruro, de manera unánime y como todos los sábados de carnaval, primó la entrega absoluta y el fervor religioso.

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