El Pleno del Concejo Municipal analiza para el próximo año, cambiar la tradicional ruta del Corso de Corsos, actividad central del Carnaval en el valle, debido a las limitaciones del Paseo del Prado por la falta de espacios, congestionamiento del tráfico vehicular y consumo de bebidas alcohólicas en locales cercanos, según confirmó la concejal Shirley Franco.
A sugerencia de varias autoridades e instituciones, para el próximo año, el Concejo Municipal determinaría cambiar la ruta del Corso de Corsos trasladando el recorrido hasta la avenida Bejín, propuesta que es analizada al interior del órgano deliberante con varios meses de anticipación.
“Coincidimos con varios concejales que es lo más conveniente, en Corso debe realizarse pero es necesario crear un espacio exclusivo para esta actividad que con el pasar de los años capta mayor afluencia de personas, las calles de la ciudad se han quedado chicas y los participantes también son bastantes”, afirmó, Franco.
Según señaló, el Corso que se desarrolló este pasado fin de semana, puso en evidencia que la actividad genera un serio perjuicio a las actividades cotidianas que se realizan en la ciudad, varias calles y avenidas se vieron colapsadas por cientos de vehículos que tuvieron que realizar desvíos por el evento que se desarrolló en pleno centro de la ciudad.
Agregó que pese a las normativas y ordenanzas vigentes, el trabajo de la Policía y la Intendencia Municipal se vio limitado, debido a la gran cantidad de locales y boliches que expenden bebidas alcohólicas en cercanías del paseo del Prado, donde los jóvenes aprovechan para tomar ocasionando disturbios posteriores.
Por otra parte, las graderías y sillas que se instalan a lo largo del recorrido que parte del parque de La Torre, recorriendo la avenida Heroínas, pasando por la San Martín hasta llegar al paseo del Prado para luego tomar la avenida Ramón Rivero y culminar en cercanías de la plazuela Quintanilla, resultan insuficientes para las miles de personas que en su afán de disfrutar del evento se ven obligadas inclusive a pagar 150 bolivianos por encima de los precios establecidos.
Al respecto, el Oficial Superior de Cultura, Max Munkel, reconoció que posteriormente es necesario buscar otro espacio en concertación con la Asociación de Fraternidades, auspiciadores y danzarines, que permita tener mejores condiciones para el desarrollo del evento, tanto para el público como los participantes, buscando optimizar el recorrido, el tiempo y evitar los famosos baches.
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