Según el aporte del Padre Jairo de Jesús Salazar en el IV Coloquio Histórico Religioso sobre el Carnaval de Oruro, organizado por el Consejo Consultivo del Santuario, la pleitesía a la Candelaria pudo darse por un conciliado que solo permitía utilizar la música para el culto en las iglesias.
La presentación de la investigación se realizó en ambientes del Café Concert del Centro Mariano a horas 20:00.
Este aporte significativo, despertó en los historiadores un interés por conocer detalles de este concilio proveniente de Lima, que data de la época de la Colonia, el cual fue conocido por el padre Jairo de Jesús en uno de sus viajes fuera del país.
El padre Salazar, recuerda este pasaje y siendo importante, lo compartió con los presentes, señalando que el concilio disponía a los párrocos de entonces que guarden celosamente los instrumentos musicales de los indígenas, ya que sus superiores consideraban que la música era un medio por el cual podían comunicarse con los demonios. Asimismo, este documento recomendaba a los siervos de Dios que solo podían emitir melodías para rendir pleitesía en la eucaristía.
Tomando en cuenta este dato revelador, el Padre Salazar relaciona este concilio con el hecho de que los orureños se dirijan a la virgen bailando, especialmente los que personifican a los diablos. Pero existen varios elementos que aun son investigados.
Asimismo explicó que la Virgen María, se presenta ante la humanidad a imagen y semejanza de las culturas, es por ese motivo que los lienzos de la Madre de Dios tienen muchos rostros, puesto que ella "viene a restaurar la dignidad de los hermanos. Es mensajera de vida", expuso Salazar.
Puso como ejemplo el milagro de la Virgen de Guadalupe, quien se le apareció a un indio llamado Diego, en México, la Virgen de Luján, libertadora de esclavos, quien fue resguardada por un negro que fue convencido por su ama para cuidar la estatuilla y lograr su libertad más adelante, esto en Argentina.
Y así muchas otras apariciones de vírgenes, en Bolivia la Virgen de Urkupiña y en Oruro, de igual forma la Virgen del Socavón, mestiza, con su piel morena, con su mirada benevolente, su pelo largo y negro como el abenuz, sosteniendo a su hijo en su brazo izquierdo y en el derecho un candil.
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