Los turistas son los canales para que los productos nacionales lleguen a los mercados de la región. Los artesanos señalan que los extranjeros pagan mejor que los bailarines locales.
REDACCIÓN CENTRAL
Cambio
Lo encontré entre las calles Los Andes y Nataniel Aguirre, abría el portón de metal de su taller ‘El folklore’. Encendió la luz, cogió una chamara y se acomodó delante de un tronco deformado por la fuerza del martillo.
“Aquí se forma la frente, la nariz” de cada máscara, comenta don Andrés Pari con una voz débil que contrasta con la fuerza que demanda el oficio de mascarero.
Comenzó hace más de 35 años, con apenas 14 años. Aprendió de varios maestros como Saturnino Ibáñez y Alfonso Ibáñez, quienes le enseñaron las pericias para formar la cara de un diablo, moreno y caporal.
La lata de alcohol es la materia prima, y los martillos boleados los forjadores de la imaginación.
“Son martillos especiales para hacer máscaras, no es el martillo de un carpintero, nada que ver”, afirma el artesano mientras sostiene uno de ellos y asesta unos cuantos golpes a un pedazo de hojalata.
Las latas de alcohol las convierten en hojas de metal o, como ellos las llaman, planchas. Ahí dibujan los diseños con sus curvas y retoques, las cortan y luego las van formando con la fuerza del martillo. La fabricación de una máscara para diablo toma entre tres a cinco días, dependiendo del diseño y tamaño.
“Hasta cinco días se hace (una máscara) para diablo grande, en tanto que para un caporal o un moreno toma cerca de un día porque no tienen muchos detalles”, explicó el artesano.
La inversión para cada unidad va desde los 200 hasta los 400 bolivianos. Luego el producto es vendido en cerca del doble. El precio del alquiler es de 200 bolivianos y más.
De acuerdo con Pari, la demanda de máscaras para la festividad del Señor Jesús del Gran Poder bajó respecto del año pasado y con relación a la que él tuvo durante el Carnaval de Oruro.
“Está regular (la demanda de máscaras) respecto de (la entrada de) Oruro, porque ahí gente pudiente va a bailar”, comentó Pari.
Mientras esto sucede en el mercado nacional, el interés de los extranjeros va en ascenso a tal medida que turistas y artesanos de Perú, Chile, Brasil y Argentina están llevando estas máscaras a sus países.
“Por los extranjeros vivimos los artesanos”, confesó Pari.
“Los chilenos te pagan el doble; los argentinos... bueno los residentes bolivianos; los brasileños igual pagan bien”, aseguró.
Opinión similar expresó Alcira Yana, de ‘Bordados Relámpago’ al afirmar que los extranjeros son los que valoran “más lo que se hace en el país”, a tal medida que están asumiendo las danzas bolivianas.
“En Chile y Perú ya se baila nuestra diablada. Los turistas han comprado nuestras máscaras y los artesanos las copiaron”, comentó la bordadora.
Las caretas de fibra relegan a las de metal
Con el paso del tiempo la materia prima para la fabricación de las caretas o máscaras pasó del metal por el yeso hasta llegar a la fibra, que es más liviana y permite el movimiento de los bailarines.
“Lo que pasa es que las caretas de metal no tienen buenos diseños, en el caso del yeso es más elegante, tiene más colorido, pero es más pesado y ahora apareció la fibra, la cual es más liviana, y tiene los mismos rasgos que la del yeso”, comentó Alcira Yana, propietaria del taller de ‘Bordados Relámpago’.
Pero el factor precio es determinante a la hora de comprar una careta.
Por ejemplo una máscara elaborada en metal está cotizada desde los 150 bolivianos hasta 1.000 bolivianos, la de yeso cuesta desde 500 bolivianos y la de fibra llega a los 700 bolivianos.
Las opiniones
Andrés Pari
Artesano
Por los extranjeros vivimos los artesanos, sino fueran ellos estaríamos... Ellos pagan bien. Aquí para pagar ponen sus caras, lloran al pagar unos 300 bolivianos por una máscara y no saben valorar, (en tanto) llegan los chilenos y te pagan el doble.
Raúl Marca
Artesano
Este trabajo no es como la oficina, 24 horas trabajamos ahora para el Gran Poder. Uno tiene que trabajar desde las seis de la mañana hasta la medianoche, pero también es temporal, hasta agosto será así y luego cae hasta noviembre.
Alcira Yana
Bordadora
Cuantos más dragones tienen las caretas, ellos (los bailarines) aspiran a un bien mayor. Dicen: ‘El Tío (personaje mítico de las minas de Bolivia) me está dando más cuando llevo más dragones’. En tanto que los cuernos son adornos.
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