“Como nosotros lucimos nuestros mejores trajes para una fiesta, también el Señor tiene que lucir sus mejores galas para su fiesta. El Tatita tiene que verse lindo, porque sale a la calle y presencia la majestuosidad de su gente que le quiere”, dijo Quispe.
En la nueva muda primó el color blanco, símbolo de pureza, indicó el preste mayor. Presenta también bordados, piedras, lentejuelas y canutillos dorados. El traje fue confeccionado en dos meses y medio. El acto comenzó a las 17.00 y se realizó en el Santuario del Gran Poder. Participaron además los prestes del año anterior y las religiosas de la parroquia.
“Sólo le puedo decir que nos mueve la fe”, dijo Quispe ante la consulta del monto de la inversión. Luego de despojar al patrono de sus ropas anteriores, los prestes le colocaron su nueva indumentaria y limpiaron su rostro y manos con aceite de bebé para terminar cosiendo las mangas y ajustando detalles. La pareja también cambió, con la misma indumentaria pero más pequeña, las dos imágenes del Cristo —de niño y adulto— que llevarán mañana encabezando la entrada.
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