La entrada folklórica en honor a la Virgen del Carmen en El Alto se llevó a cabo con orden, al menos hasta la primera mitad de la jornada. Cerca de 20.000 bailarines, en 60 comparsas, mostraron su devoción con baile, ritmo y alegría.
Alrededor de 500 efectivos, entre policías y gendarmes municipales, se encargaron del control, aunque no pudieron evitar el consumo de alcohol, pese a la prohibición anunciada por la asociación de comparsas de El Alto.
Los agentes evitaron que el público pasara entre medio de los bailarines o que caminara delante de las graderías. El paso de una cuadra a otra estuvo también controlado y fueron habilitados cruces cada tres calles.
Antonia Cortez, vecina del lugar, miraba el espectáculo y aplaudía con júbilo cada compás de una morenada, mientras a su lado su hija Paola saltaba en la gradería, alentando a bailarines de la Fraternidad Morenada “Bancosol”, quienes ejecutaban acrobáticos pasos con precisión quirúrgica.
“La entrada está mucho más bonita y organizada que el año pasado”, dijo Antonia. Similar opinión tuvieron otras seis personas con las que habló Página Siete.
La reina: la morenada
Como cada año, la morenada fue la danza predominante entre los demás bailes. Jaime Nina, bailarín de los tobas, admite que es imposible competir contra una fraternidad de morenada al momento de recibir los aplausos de la gente.
“Los conjuntos de morenada son enormes, contratan a las mejores bandas, hasta se hacen componer las canciones que van a bailar, pero todos bailamos por fe a la Virgen”, explica Nina. Lucía agotado. No es para menos, el recorrido de la entrada fue de unos 20 kilómetros.
En el trayecto hubo una diversidad de ofertas, desde comida hasta juegos para los niños. Se vendían desde el sonso cruceño con charque, pasando por choripanes, pescado frito y una infinidad de preparaciones con pollo.
Promesa incumplida
A pesar de la prohibición de consumir bebidas alcohólicas que hicieron los organizadores, los bailarines se dieron modos para burlar los controles y consumieron cerveza, sin olvidar algunas botellas de whisky. Los policías y gendarmes municipales no hicieron nada al respecto.
Cerca del palco oficial, las conjuntos exhibían lo mejor de sí. Por ejemplo, los Kantus Yuripacha encendieron fuegos artificiales al bailar frente al alcalde Edgar Patana y otras autoridades presentes.
El tráfico vehicular no se vio seriamente afectado, salvo alguna congestión en el sector de la avenida Juan Pablo II, a la altura de la Fuerza Aérea Boliviana, pero sólo hacia el mediodía.
La popular feria comercial de la zona 16 de Julio en El Alto tampoco se vio afectada por la entrada, al contrario
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