Figuras bordadas a mano con hilos de plata y decoradas con pedrería adornan los trajes de la morenada de principios de los años 70.
Esos atuendos, junto a otros de 29 danzas típicas del país, forman parte de la colección del Ballet Folklórico Nacional y que pronto serán parte de una muestra que hará gala de la historia del folklore nacional.
“El ballet conserva varios trajes que fueron donados desde su creación en 1975. Los vestuarios más antiguos son de las danzas de la kullawada, la llamerada y la morenada”, contó Jaime Méndez, director de la institución.
Según el coreógrafo, la mayoría de las vestimentas “tienen diseños y bordados únicos. En la actualidad es difícil encontrar este tipo de trajes y por eso más que un material de trabajo, éstos son ya nuestro patrimonio”, dijo.
El Ballet Folklórico Nacional, dependiente del Ministerio de Culturas, fue fundado el 16 de abril de 1975 por el coreógrafo Manuel Acosta. Nació como parte del desaparecido Instituto Boliviano de Cultura (IBC) y con motivo de los 150 años de independencia.
Acosta, quien dirigió el elenco por 30 años, contó que la colección de trajes de morenada -una de las más importantes- se nutre sobre todo de creaciones de bordadores oriundos de Achacachi.
“Son trajes hechos totalmente a mano y con materiales tradicionales (hilos de plata y pedrería). Ahora los atuendos, por lo general son creados en fantasía”, contó.
Debido a la riqueza de estos bienes, los administradores del ballet proyectan a futuro armar una muestra permanente con sus mejores piezas.
“Elaboramos un proyecto para armar una sala y exponer los trajes más antiguos”, indicó Claudia Valdivia, encargada del vestuario del ballet.
La idea es que en un futuro se pueda impulsar la creación de un museo que albergue estos trajes y de esta forma “se pueda mostrar otra cara de la historia de las danzas bolivianas”.
Las reliquias del ballet
“Tenemos trajes antiguos, prácticamente de danzas de los nueve departamentos”, comentó Méndez.
Así, más allá de los vestuarios de las danzas más comunes de La Paz -morenada y kullawada-, hay varias piezas de ropa de llamerada, diablada, chutas, mosetenes y tobas, entre otros.
Los colores grises imperan en el traje de la llamerada de los años 70. La ropa de los varones está hecha de bayeta y los pantalones llegan hasta las rodillas.
Según Méndez, antes se usaban de esa manera. “También llevaban medias de lana de oveja, una faja, ponchillo y solapas bordadas a mano con hilos de plata. La careta del llamero conserva un detalle muy interesante que es la forma de su boca, que parece como si estuviera silbando”, explicó el director del ballet.
“Del traje de la kullawada que se bailaba en los 70, la principal característica es su ponchillo de forma cuadrada y su decorado con pedrería y monedas antiguas”, explicó. Los pantalones y las polleras tienen bordados a mano.
Según la historiadora Mary Money, el hecho de conservar prendas de kullawada “decoradas con pedrería y monedas de la época es un verdadero lujo”. “Antes los artesanos se afanaban en bordar y adornar con piedras coloridas los trajes de esta danza y ahora sólo prenden lentejuelas”, opinó.
Otra de las reliquias del ballet es el traje de kusillo, hecho de bayeta y de piel de oveja. También en la colección se distingue el vestuario de la diablada. “La ropa también está bordada con hilos de plata y capas con detalles de dragones”, enfatizó Méndez.
“Conservar las prendas de kullawada decoradas con pedrería y monedas de la época es un verdadero lujo”.
Mary Money
“ Conservar las prendas de kullawada decoradas con pedrería y monedas de la época es un verdadero lujo”
Mary Money
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