A diferencia de los carnavales en las ciudades donde las entradas folklóricas dominan estas fiestas, en las provincias o regiones rurales del país, las “carnestolendas”, como se las conoce, tienen sus propias características que varían de región en región.
Y es que la gran variedad y riqueza cultural que tienen nuestros pueblos, también se reflejan en manifestaciones como las del carnaval que están íntimamente ligadas al agradecimiento a la pachamama, madre tierra, por todo lo recibido durante el pasado año, pero también marca la temporada de la cosecha de uvas, duraznos y la fertilidad de los animales.
Ese es el caso de Luribay en los valles interandinos donde el carnaval da inicio a la cosecha de frutas, la nueva siembre y la fertilidad de los animales.
Mientras las mujeres prenden lanas de colores a sus animales, los hombres se ocupan de 'ch'allar' la fecunda tierra para que la cosecha sea buena.
Al son de tambores, cajas y pinquillos desde los cerros próximos bajan los comunarios para converger en la plaza y entremezclarse en un baile y una 'guerra' de duraznos, uvas o lujmas que son frutas originarias del lugar, sin que falte al afamado vino de Caracato.
En las provincias chuquisaqueñas, el carnaval se siente en las calles. El martes de carnaval al son de las tradicionales tonadas o “cuculis madrugadores”, las comparsas irrumpen en las plazas de los pueblos para dar rienda suelta a la alegría y el festejo.
Pasado el mediodía, propios y extraños convergen en un gigantesco almuerzo donde todos son invitados, sin distinguir al lugareño o al visitante.
Todo es fiesta, la calidad de la chicha se pone a prueba, las hay de todas las clases, sabores y colores, dependiendo de los granos de maíz y el macerado de la bebida.
La hospitalidad de los chuquisaqueños no tiene comparación y se pone de manifiesto con la invitación de exquisitos platos criollos.
Y qué decir del sur del país, Catagayta, Camargo, donde también se procede a la tradicional 'ch'alla' a la pachamama. En estas cálidas tierras la vendimia marca el inicio del carnaval y al igual que en el caso de la chicha, aquí también se pone a prueba la calidad de los excelentes vinos y singanis.
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