Fernando Flores heredó el don de sus ancestros para la elaboración de caretas

El artesano caretero, Fernando Flores Corrales pertenece a la cuarta generación en este rubro, heredó el talento y el arte para la elaboración de caretas, máscaras y caretillas, principalmente de la danza de la diablada, asumiendo un aporte artístico al Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral Intangible de la Humanidad.

Fernando es hijo de don Germán Flores (†) quien abandonó su Oruro querido en 2012, aspecto que se notará por primera vez en este Carnaval, sin embargo, las obras de arte que se hacen en el taller "El Quirquincho II" continuarán, pese a la nostalgia de haber perdido a un hombre notable en el rubro de la artesanía.

Flores dijo que la gran herencia que le dejó su papá, al margen del estudio, fue el don de hacer las caretas de diablo.

Argumentó que para este año sus diseños están basados en las caretas tradicionales, que asumen como punto de partida la mitología de las cuatro plagas que dieron origen al Carnaval de Oruro, como la víbora, el sapo, el lagarto y las hormigas.

"Estamos en la última etapa de la preparación y este año estamos trabajando con pedidos especiales, principalmente para figuras y gente exigente que siempre tiene un gusto diferente, además como el Carnaval llegó temprano, estamos contrarreloj", dijo.

Señaló que elaboran caretas para las cinco diabladas que participan en el Carnaval de Oruro, la Gran Tradicional Auténtica Diablada Oruro, la Diablada Oruro, La Fraternidad Artística y Cultural la Diablada, la Diablada Ferroviaria y la Diablada Artística Urus.

Pero también hacen máscaras para los tobas, llameros, caretas de achachi con características de antaño, pero innovando en materiales como la fibra de vidrio para alivianar el peso.

Cada careta tiene un peso máximo de siete kilos en el caso de los diablos y dicha labor se inició desde septiembre del pasado año.

Fernando es parte de la cuarta generación de careteros, antes que él estuvo su padre Germán Flores, su abuelo Pánfilo Flores y su bisabuelo, Dionisio Flores, quien es considerado como el primer artesano en este rubro.