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25 de mayo de 2013
Historias de Gran Poder
Freddy Luna: ‘Tengo una clínica odontológica gracias al Tata’
Es odontólogo. Hace 15 años baila en Gran Poder y hace seis con la fraternidad Los Catedráticos. Señaló que gracias a la entrega de sus anhelos al Tata milagroso de la Santísima Trinidad pudo ver su sueño hecho realidad: ser propietario de una clínica odontológica.
“Es una fe inquebrantable la que nos lleva a bailar, nos dedicamos muchas horas del día para este tipo de actividades”, explica Freddy Luna. Asegura que el amor al folklore y regocijarse en la fe son elementos que les permiten concretar sus aspiraciones materiales.
Bancos.“Muchas veces en esta fiesta dedicamos nuestros anhelos al Señor del Gran Poder, a través de pasar la fiesta y asumir los gastos de la fiesta se demuestra nuestra creencia”, asegura. Dentro de los milagros que se consolidaron en sus 55 años de vida, está el haber obtenido un préstamo para ser propietario de una clínica dental.
“La verdad, la clínica que tengo está ubicada en el centro de la ciudad, el momento que aumentó mi fe fue cuando el Señor del Gran Poder me dio como regalo este sueño”. Luna dice que para él era imposible contar con el capital para consolidarse como propietario, pero de la manera más inesperada e impensada pudo acceder a un préstamo.
“El Señor del Gran Poder me abrió las puertas con instituciones bancarias de una manera sorprendente y con esos medios pude acceder a préstamos y mi fe es inquebrantable, por eso”. Luna, quien está consolidado como un cirujano dentista cotizado, indicó que mientras tenga vida y salud seguirá bailando en la fiesta más grande de los Andes que se reeditará el sábado.
Su estabilidad económica y que su familia goce de la misma es para él un regalo impagable. “Yo bailo morenada y me gusta mucho esta danza que es una muestra de nuestra identidad”, subraya. El odontólogo también resaltó que más allá de lo material pide salud. “Es muy importante estar sanos y siempre dar gracias de las cosas buenas que llegan a nosotros en esta vida”, asegura el entusiasta folklorista.
Modesta y Lucía Quispe: ‘Salimos de la pobreza gracias al Tata’
Para Modesta (47) y Lucía (50) Quispe, tía y sobrina, respectivamente, la fe por el Señor del Gran Poder es parte de sus vidas y es un sentimiento que permanecerá en su danza, todos los años, hasta que las fuerzas les fallen por completo. “Nosotras vivimos el milagro más grande y es que el Señor del Gran Poder nos sacó de la pobreza”, relata Modesta con emoción.
Ambas pertenecen a la fraternidad Los Diamantes y bailan más de 32 años con ellos. “Tuvimos penurias económicas y fue muy dura la vida que llevamos cuando fuimos niñas”, rememora Lucía, que baila hace 24 años en el Gran Poder. ilusión. Después de sortear tiempos de hambre y frío, sobrina y tía decidieron encomendarse a la imagen de la Santísima Trinidad.
“Es increíble lo bien que nos ha ido, pero es porque hemos pedido con mucha fe al Tata que nos ayude y nos saque de la pobreza”, asegura Lucía Quispe. Ambas están casadas y con esposos a quienes les va muy bien en sus actividades. Muy lejos parecen quedar esos momentos de limitaciones económicas ahora que visten elegantes y lucen joyas de oro.
“Bailamos morenada, en un principio bailamos kullawada, pero hay que hacerlo con toda el alma para dar gracias al Señor”. Además de haber prosperado, las Quispe señalan que la salud ha sido un regalo que nunca les ha hecho falta. “En la actualidad gracias a Dios gozamos de muchas satisfacciones personales, además de que nos vestimos bien, tenemos trabajo y salud”, dijo Modesta mientras esperaba para renovar su promesa de fe a la imagen de Chijini.
Emiliana Lazarte: ‘Quiero que sea fiel y no me engañe’
“Comencé bailando en los Rebeldes que son pasantes, pero un tiempo me alejé de la festividad aunque bailo hace 40 años porque tengo fe en los milagros y la generosidad del Gran Poder. Retorné gracias a una invitación de mi cuñado, Félix Tavel, pasante de la agrupación Rebeldes. Mi fraternidad es muy antigua, de ella salieron otras fraternidades que son conformadas por hijos y nietos de los primeros bailarines”, señala Emiliana Lazarte de 55 años.
“Lo que me mueve a bailar es la devoción al Tata porque siempre nos cumple, yo le pedí casas y tengo, le digo quiero auto, tengo todo lo que quiero me da por eso desde quinceañera agradecí con la danza”. Emiliana asegura que en su negocio de venta de muebles siempre le ha ido muy bien y ha prosperado, tanto en la zona Los Andes como en la 16 de Julio de El Alto, precisamente gracias a su fe.
Retribución. Sin embargo, más allá de lo material que ya se ha consolidado en su vida, ella ahora tiene otro tipo de solicitud al Señor. “Quiero que mi marido no me sea infiel”, especifica. Con 38 años de casada, espera que su matrimonio siga estable y el amor se mantenga vivo. “Soy parte de esto porque es muy importante para mí devolver al Señor del Gran Poder los favores que me hace y sé que en esta ocasión no va a ser la excepción”, precisa la bailarina de morenada.
El día de la promesa se vistió varias polleras, una manta y sombrero que se valoran en Bs 5.000, un atuendo que no repetirá en la entrada del sábado, cuando estrene otra vestimenta. Sonríe, está optimista.
Las joyas también son parte del traje de Emiliana, quien además disfrutó de varios vasos de cerveza antes de que su fraternidad ingrese al desfile el domingo. “La fe se vive con mucha alegría y con fervor, éste es un momento de darle las gracias al Señor del Gran Poder por la salud y la vida que tenemos y por todo lo que nos regala día a día nuestro Tata”.
Andrea Nina: ‘Bailo por primera vez en los Auténticos Rebeldes’
Es el primer año que baila y lleva consigo fe, esperanza y agradecimiento por la vida. “Me decidí a bailar por la devoción al Señor del Gran Poder y porque soy muy católica”, confesó Andrea Nina. Para este año, le pide al Tata tener salud y que su familia siempre esté unida, a pesar de las dificultades que surjan. Vestida con sus mejores galas y joyas, la bailarina de morenada señaló que la danza en la promesa y en la entrada implica un importante esfuerzo económico.
Fe. “Según la costumbre, se dice que no hay que ajustarse para el Tata, pero se gasta en la ropa, las botas, la preparación y sólo en un traje puedes invertir Bs 5.000”, detalla la nueva fraterna. La promesa es una preentrada donde los fieles se comprometen a bailar por el Señor del Gran Poder y agradecerle las bendiciones que derrama sobre ellos.
“Yo me decidí a bailar porque para mí es una confirmación y de lo que sí me di cuenta es que en la primera o segunda recepción mucha gente baila, pero llegado el momento de la promesa muchos desaparecen”.
Para Nina es muy importante que todo lo que se le solicite al Señor le sea devuelto con el baile. “El Señor del Gran Poder es muy bueno y según lo que me cuentan te muestra uno de sus tres rostros y tengo fe que sea el rostro más generoso el que me toque”. Así recuerda milagros que fueron concedidos a muchos fieles con los que bailará este año.
“Hay gente que pide favores materiales y espirituales y se concretan. Una señora, conocida mía, pudo prosperar en su negocio y ella atribuye este favor a la fe. Mientras tengamos salud todo se puede lograr en esta vida, es importante que lo espiritual esté antes”, reflexiona ante las muestras de abundancia. Andrea Nina baila junto a su esposo, su madre, sus tres hijos y su hermano. “La fe es lo que nos mueve en esta entrada y a aguantar el baile”, concluye mientras le brillan los ojos.
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