Las danzas que predominarán en la XXVI Entrada Folklórica Universitaria de la UMSA, que hoy recorrerá el centro paceño, son los caporales, morenada y tinkus; cada una será interpretada por seis fraternidades.
De cerca les siguen la diablada, con cuatro agrupaciones, y el pujllay, con tres. Por otro lado, entre las danzas que cuentan con un solo grupo están los chunchus, los ch’utas, la saya, los p’akhochis y el ritual supaya, este último de origen ancestral y propio de los amautas de Tiwanaku.
La entrada se realizó por primera vez en 1988, a iniciativa de Luis Sempértegui, fundador del evento, y gracias al apoyo de gestores como el historiador Fernando Cajías. “No olvido cuando caminaba por las distintas facultades de la UMSA con mi lata de engrudo, pegando afiches y convocando a la primera entrada”, escribió Sempértegui en un capítulo del libro Entrada Folklórica Universitaria.
El 5 de marzo de 1988 participaron apenas ocho grupos. El segundo año, ante la sorpresa de Sempértegui, este número se incrementó a 40, con el predominio de caporales y antawaras.
Pero fue en 1990 cuando se alcanzó una cantidad récord, mayor incluso a la actual. Más de 70 fraternidades se anotaron en el libro de inscripciones para la tercera versión de la entrada universitaria.
“Es ahí que -en una entrevista a un matutino de La Paz- dije que la Entrada ya no se detenía, y a ese año lo denominé como el ‘año de la consolidación de la Entrada Folklórica Universitaria’”, anotó el fundador.
En marzo de 1988 se fijó el propósito de revalorizar las danzas folklóricas y rescatar aquellas que ya no se interpretaban, a través de talleres de investigación.
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